La Creación recupera al diablo en la 29ª edición de los Retablos Vivientes
La escena del Nacimiento ha incorporado este 2017 el aleluya de la Escolanía, Cor Jove y Capella de la Puríssima Sang, aunque ayer no se pudo oír
Una sesenta de pequeños actores y cerca de cuarenta danzantes de diferentes escuelas de Reus han vuelto a dar lugar, este año, las ocho escenas bíblicas que integran los Retablos Vivientes de Navidad. La 29ª edición del acto, impulsado por el Patronato Foc Nou y que narra episodios del nacimiento de Cristo, reunió de nuevo ayer –en la tercera de cuatro representaciones, a la espera de que la última tenga lugar el 30 de diciembre– decenas de curiosos en torno al ábside de la Prioral de Sant Pere. Entre ellos, el arzobispo de Tarragona, Jaume Pujol. La cita incorporaba este 2017 un buen puñado de novedades. La más relevante, la interpretación «en vivo y en directo» del aleluya por parte de la Escolanía, Cor Jove y Capella de la Puríssima Sang de Reus, prevista en el desenlace del retablo del Nacimiento.
La escena con más vigor dramático de los Retablos Vivientes no dejó sentir este lunes, con todo, las voces de la cincuentena de integrantes de esta Sección de la Real Congregación, que sí que habían puesto el toque solemne a esta tradición el viernes y sábado y que, con toda probabilidad tal como apuntaban desde la organización, lo volverán a hacer el próximo fin de semana. Ya estaba previsto que, por motivos de agenda, la Escolania, Cor Jove y Capella de la Puríssima Sang no tenían que actuar el día 26 de diciembre, y que solo lo harían los días 22, 23, y 30 de diciembre.
Portadores de antorchas
Sí que se pudo ver ayer, como otra entre las novedades, un diablo aparecido en el retablo de la Creación, cuya presencia se recuperaba de años atrás para hacerla contrastar con la del Profeta que anunciaba tradicionalmente la Buena Nueva. Y también un par de portadores de antorchas que, por primera vez, encabezaban al séquito vistoso y colorista del monarca acompañante de los tres Reyes de Oriente en el retablo del Palau del Rey Herodes. Este fue, precisamente, el más rico y también uno de los más aplaudidos por la cantidad de niños y jóvenes que intervenían, –cerca de 50 del centenar que hacen posible los Retablos Vivientes colaboraban, todos ellos en edad escolar como marca la tradición– y por la intensidad de la escena en las Peixateries Velles.
La ternura la puso, una vez más, un niño Jesús de carne y huesos, que se presentaba bien abrigado a pesar de la tregua que el frío concedió ayer tarde en la capital del Baix Camp. Y el Taller de Nazaret, donde se apresuraban los más pequeños entre los colaboradores que dan continuidad los Retablos Vivientes. Los Armados, estreno del 2016, repitieron.