«Queremos abrir el hambre para aprender»
Hace más de veinte años que Còdol Educació realiza actividades divulgativas en la ciudad de Reus
«El 'còdol' es una piedra de río que con el tiempo y la erosión se va redondeando. Nosotros entendemos la educación como un trabajo de ir formándose y puliendo con el contacto con los otros y las experiencias que vivimos a lo largo de la vida».
Así es como Albert Morelló, codirector de Còdol Educació, y uno de sus fundadores, define el proyecto de divulgación cultural que hace más de veinte años que se lleva a cabo desde la ciudad de Reus. Maria Adserias, codirectora y también cofundadora, apunta que en Còdol se sienten «mediadores entre el patrimonio, todo aquello que puede explicar quiénes somos y como somos, y las personas». Los dos provienen del mundo del ocio, y ahora hace más de dos décadas supieron ver un potencial en nuestro patrimonio más próximo. «Desde el comienzo tuvimos muy claro que nosotros íbamos a crear experiencias. Ahora esta palabra se ha puesto de moda, pero en Còdol lo hemos hecho siempre: no se trata tanto que la gente sepa muchas cosas, sino de abrir el hambre, ser como un aperitivo que estimule las ganas de aprender. Somos conscientes de que vivimos en un mundo en que todos los conocimientos, si hay interés, se pueden alcanzar desde casa, con el ordenador. Nosotros pretendemos ‘encender fuegos’», explica Albert.
La oferta de Còdol se dirige a todos los públicos, desde los escolares hasta los turistas, pasando por las personas que, siendo de aquí, tienen ganas de saber más cosas de su entorno. Su equipo está formado por una decena de personas, entre los cuales se cuentan arqueólogos e historiadores, pero los diez tienen el denominador común de compartir «una sensibilidad educativa».
Una sensibilidad que se aplica también a la hora de diseñar los proyectos de divulgación. «Hay que quizás estamos un año haciéndolos. Hay una parte de documentación e investigación para la cual tenemos que ser muy rigurosos. Y después buscamos la singularidad del elemento patrimonial, aquello que hace que pueda ser interesante para la gente que lo» visitará, explica Albert. «Tratamos de profundizar mucho, porque entonces es cuando salen las ideas. Siempre buscamos aquella idea que llamamos ‘de alto nivel’, que nos lleve a reflexionar, ‘, y que a veces comporta meses de trabajo», añade Maria.
El paso siguiente es traducir aquella idea en una experiencia, con materiales que estén muy cuidados, y al alcance del público que lo tiene que vivir. Así lo asegura Maria: «tenemos presente que hay múltiples maneras de acercarse a las cosas. Hay niños a quienes les captarás con el humor, otros con el movimiento, otros con material muy estructurado... y nuestro trabajo es poner todo eso en la cocina con el fin de encontrar la manera que haya todos estos ingredientes y, así, todo el mundo esté al caso».
«Al final, estamos hablando de la vida, de nuestra cultura, de por qué somos como somos y por qué nuestro territorio es así. Y todo nos ayuda a plantearnos también qué futuro queremos, para nosotros, para nuestro territorio y para nuestra sociedad», concluye Albert.