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Cal Massó afronta el segundo concurso para recuperar la programación estable

Cultura quiere convertir en un nuevo contrato los intereses recibidos después de que la licitación inicial quedara desierta

Imagen de archivo de uno de los actos celebrados en Cal Massó.

Cal Massó afronta el segundo concurso para recuperar la programación estableOlívia Molet

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La explotación del Centro de Arte Cal Massó ha vuelto a salir a concurso después de que, el pasado mes de octubre, el proceso de licitación puesto en marcha para adjudicar la gestión hubiera quedado desierto. El Ayuntamiento había recibido, en este últimos meses, varios intereses que han motivado un segundo intento por reactivar las instalaciones de Pròsper de Bofarull, cerradas desde que en septiembre finalizara el contrato con el proyecto liderado por Isaac Albesa. La fórmula es la misma: una colaboración entre Ayuntamiento y empresa mediante la cual el adjudicatario se hará cargo de la programación cultural y del servicio de bar.

Con una duración de dos años y la posibilidad de prorrogarse para dos más, el nuevo contrato sale ahora a licitación con un canon de 2.400 euros: 100 euros mensuales a satisfacer por el adjudicatario, el cual puede mejorar la cifra en su oferta. El pliegue de prescripciones técnicas está idéntico al del anterior concurso. El Ayuntamiento no abonará ningún importe, dado que el adjudicatario gestionará Cal Massó «por su riesgo», y se reserva 50 días de utilización del centro para actos propios en los cuales sí que pagará la iluminación. El plazo de presentación de ofertas finaliza el próximo 21 de febrero.

Con respecto a la programación estable de Cal Massó, esta tendrá que llenar un mínimo de 120 días y tendrá que estar organizada por ciclos de actividad. También se tendrá que ajustar a los objetivos establecidos para el Centro de Arte, que van desde perfilarse como un «espacio de experimentación para las disciplinas artísticas» o un «lugar donde dar a conocer las nuevas generaciones de artistas locales», hasta ayudar a «consolidar a la cultura contemporánea en la zona de influencia» del municipio.

La opción de municipalizar

La CUP había planteado, en forma de moción, coincidiendo en la Capital de la Cultura Catalana y «recogiendo la desubicación y malestar de colectivos e individualidades del mundo de la creación plástica, escénica o musical de la ciudad, que no saben dónde dirigirse para poder exponer o presentar sus obras», que Cal Massó no se vuelva a licitar y se mantuviera como municipal. La propuesta, que se votó por separado, quedó resuelta con el «no» de PDeCAT, Cs y PP y la abstención del PSC a la municipalización y el «sí» del pleno, a excepción de la abstención del PSC, a la potenciación e integración en el ámbito social del equipamiento.

En la sesión, la concejala de cultura, Montserrat Caelles, había explicado que «estamos de acuerdo con tener un espacio donde las artes plásticas y visuales tenga un punto de encuentro, y con la función pedagógica por la cual Cal Massó nació, pero no es incompatible con la gestión externa» y aseguraba, a la vez que ponía en valor el trabajo de Albesa –como también hacía la concejala cupaire Mariona Quadrada y el resto del plenario–, que «si en un futuro las cosas cambiaran, se puede replantear el modelo». Municipalizar la gestión de Cal Massó, tal como concretaba la misma Caelles, se habría traducido en una partida presupuestaria de 135.000 euros.

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