Robots y videojuegos como terapia para personas con trastorno mental

El centro Villablanca, que pertenece al Grupo Pere Mata de Reus, introduce pequeños robots y videojuegos como terapia para personas con discapacidad intelectual y trastorno mental. El centro ha reconvertido unas antiguas habitaciones que estaban en desuso en salas tematizadas, de las cuales podrán hacer uso más de 600 usuarios de las residencias y centros de día. En este renovado espacio, de más de 600 metros cuadrados, se ha hecho cabida para las nuevas tecnologías para fomentar el juego y la interacción. En concreto, se han adquirido cinco robots de diferentes medidas y características, desde un dinosaurio de peluche que se alimenta con hojas en un mini robot que, sobre la mesa, se ilumina de los colores que detecta, pasando por el tradicional juego de las parejas a través de un ordenador. La inversión para adaptar este espacio ha sido de unos 200.000 euros -además de 10.000 euros adicionales para la adquisición de la robótica y material diverso.

Miquel lo acaricia y lo llena de besos y Toni le da de comida. Como si fuera una mascota, el pequeño robot dinosaurio que se mueve y abre la boca es la principal atracción de la nueva sala de nuevas tecnologías que acaba de estrenar el centro Villablanca, junto a Reus. Atiende a un millar de pacientes del territorio, si bien estas nuevas salas con actividades terapéuticas están especialmente dirigidas a los más de 600 residentes del complejo.

«La base es el juego y la interacción», dice a la psicóloga Mireia Castellà. Esta sala de robótica, la más innovadora de las siete salas habilitadas, dispone de un nuevo software, denominado 'Pictograms Room', a través del cual cada usuario se ve proyectado en una gran pantalla, como si de un espejo se tratara, y también de una mesa|tabla multisensorial táctil. Ahora el centro está pendiente de que les llegue un humanoide -a través de la Fundación Ave María de Sitges.

«Las nuevas tecnologías son una apuesta para que podamos entrar a su dimensión, más que ellos en la nuestra», añade Castellà. A las otras salas tematizadas se han trasladado servicios, la mayoría de los cuales ya se ofrecían en el centro, dentro de cada una de las residencias, como actividades terapéuticas con animales -como perros- o arteterapia o psicomotricidad que se centran en la expresión corporal, la expresión plástica y la estimulación cognitiva.

Destacan también los bailes en línea y pilates, por la particularidad que las imparten personas y entidades voluntarias. «Con este espacio renovado, hemos ampliado en cantidad y calidad porque hemos apostado por unas actividades más específicas a cargo de gente muy especializada y formada -del centro y nuevos contratados; es decir, se ha profesionalizado tanto el personal como el material», constata Castellà, responsable del programa de actividades.

Este nuevo ámbito se enmarca en el proyecto denominado 'Som'. «En los últimos años llevamos un plan estratégico para renovarnos y adecuarnos en el siglo XXI, y uno de los pilares son las actividades dirigidas para mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad y problemas de salud mental y autismo», expone Francisco Aguilera, director médico del centro Villablanca. En esta línea, se ha querido buscar un espacio específico, bautizado como 'Alzina'.

«No solamente tenemos en cuenta las necesidades básicas de los usuarios, sino también sus deseos; una cosa es aquello que los conviene y otra, aquello que les gusta hacer; queremos romper con lo que se ha hecho tradicionalmente hasta ahora y creemos que las nuevas tecnologías pueden ayudar a mejorar la relación y la comunicación con usuarios y acceder a su interior, como personas con un trastorno grave como los autistas que viven aislados en una burbuja», observación.

Villablanca atiende a más de 600 personas con discapacidad intelectual que viven en los diversos equipamientos del complejo. Tiene 406 plazas de residencia y 59 de centro de día.