Diari Més

Patrimonio festivo

Recorriendo las huellas de la fiesta

El Museo de Reus ha iniciado los trabajos de restauración de un antiguo Buey de fuego encontrado en la ciudad

Anna Maria Miralles treballant en la restauració del Bou de foc.

Recorriendo las huellas de la fiestaCristina Serret

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Muy pronto la exposición ‘Ahora toca Festa’ del Museo Salvador Vila-seca contará con un nuevo elemento. Se trata de un Bou de fuego, una pieza recuperada que estos días se está sometiendo a un proceso de restauración con el fin de poder exponerlo. La figura fue encontrada ahora hace unos años en el patio de la pirotecnia Espinoso, situada en la carretera de Castellvell. Se trata de una pieza sencilla, realizada con materiales ‘pobres’, que, según detalla Marc Ferran, director del Museo, no tenía como objetivo la perdurabilidad: «a diferencia de elementos como la Mulassa o los gigantes, el Buey de fuego no se hizo pensante que tenía que durar muchos años. El objetivo era hacer una bestia de fuego que, si con el tiempo se rompía o se estropeaba, se cambiaría por una nueva». Ahora, sin embargo, se lo está sometiendo a un proceso de restauración a fin de que la figura pueda ser conservada y pase a formar parte del patrimonio de la ciudad. Los trabajos buscan consolidarla y recuperarla, pero manteniendo las huellas del uso y el paso del tiempo. «Presenta desperfectos como madera quemada, que ya se ve que no se debe al fuego, sino al calor, porque se corresponde con la zona donde había el espinazo con la pirotecnia», detalla Ferran todo describiendo algunas de estas huellas.

La responsable del trabajo de restauración es Anna Maria Miralles. Según explica, el primero que se hizo fue descomponer la pieza, dejando por una parte toda la estructura de madera y las patas, y de la otra la piel, una cobertura que en su momento se hizo con tiras de papel encolados y pintadas. Entre la una y el otro se ponía ropa de saco. Al frontal de la pieza iba la cara del buey, y detrás, una cola que, a opinión de la restauradora, debe ser bastante reciente «porque seguramente la debieron estirar a menudo y está en fuerza buen estado». Lo más probable, por|para la ligereza y forma de la estructura, es que sólo tuviera un portador. Después de la desinfección y la limpieza de los materiales, se procederá a la hidratación de la piel, y finalmente se volverá a montar toda la bestia.

De la historia de la pieza puede hablar Salvador Palomar, técnico del Museo, quien afirma que la importancia de su encuentro y recuperación reside en el hecho de que su existencia confirma una práctica en la ciudad de Reus: «aparte de los bueyes grandes que iban al séquito, había los bueyes de fuego, que eran figuras propiedad de las empresas pirotécnicas. Cuando comprabas los cohetes, te daban el buey preparado con las espinas, y cuando se acababa la fiesta, se devolvía la bestia. Eso permitía la fiesta en cualquier lugar|sitio y momento sin necesidad de tener un grupo estable. Esta práctica ha llegado a hasta tiempos actuales en lugares como la Comunidad Valenciana, pero aunque sabíamos que aquí también había existido, había muy poco rastro en la documentación: cuando en una fiesta de barrio se decía que había corrido una ternera, no sabías si hablaban de un animal vivo o de un elemento pirotécnico. Aquí en Reus no hemos tenido la seguridad de esta práctica hasta que hemos encontrado esta pieza».

El frontal del Bou de foc.

Recorriendo las huellas de la fiestaCristina Serret

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