La segregación de la finca, solución para la continuidad del Refugi Baix Camp

El Refugi Baix Camp abre una nueva carpeta en su necesidad de encontrar compradores para el terreno que ocupa esta entidad. Después de buscar, en vano, una nueva finca donde poder desarrollar y crecer para mejorar el servicio ofrecido a los animales, la entidad apuesta ahora por la segregación de su actual ubicación como alternativa para mantener la actividad. El Refugi Baix Camp se encuentra en un terreno de dos hectáreas en el cual hay una vivienda, además de las instalaciones propiamente dichas dedicadas a la acogida y cuidado|cura de animales domésticos. Con esta nueva voluntad, los propietarios dividen la parcela en dos partes de una hectárea cada una, separando el refugio de la vivienda.

Miembros de la entidad detallan que la venta de la parte del refugio es la que está mejor encaminada, hecho que consideran «un paso muy importante», y ahora centran sus esfuerzos al «encontrar a un comprador para la vivienda a fin de que quede todo bien solucionado». Insisten en que el comprador de una de las dos partes no tiene por qué preocuparse de la otra, ya que «son independientes, si el comprador de la vivienda quiere levantar una pared para separar su parte de la finca del refugio, lo podría hacer. Así y todo, los primeros movimientos de los propietarios del Refugi Baix Camp se centraron en «dar voz entre la gente de nuestro entorno y nuestro mundo para ver si el comprador de la vivienda también se podría hacer cargo del refugio». Esta primera voluntad no dio sus frutos y, por este motivo, ahora se han abierto a cualquier comprador.

Evitar el cierre

A pesar de reconocer que la venta de la parcela donde se encuentra el refugio avanza por el buen camino, desde la entidad insisten en la importancia de encontrar a un comprador para la parte de terreno donde se encuentra la vivienda: «No podemos cerrar la venta de una parte sin encontrar a un comprador para la otra». Lamentan que, si pasa el tiempo y no encuentran a dos compradores, se tendrán que decidir entre «venderlo junto a alguien que se haga cargo del refugio o tener que cerrar e intentar encontrar a alguien que pueda volver a abrir en otro terreno». Esta segunda posibilidad, admiten, «es complicado porque lleva mucho trabajo y papeles; hoy por hoy tampoco hay alguien con bastante fuerza para volver a empezar en otro sitio».

Es por eso, recalcando que en el futuro más inmediato «el refugio continuará su actividad», que los propietarios valoran a cualquier comprador. «Estamos en una fase de difusión, buscamos fincas que nos ayuden a vender e, incluso, pensemos que algún extranjero también lo podría comprar como casa de vacaciones», exponen. Con todo, no se fijan plazos para encontrar compradores para las dos partes, si bien reconocen la voluntad de solucionarlo el más bien posible con el fin de garantizar el correcto funcionamiento del refugio.

Seis años buscando terreno

La voluntad de vender la parcela donde se encuentra el refugio surgió, por parte de los propietarios del terreno, hace casi seis años. Estos, sin embargo, no han puesto nunca prisas ni han exigido nada a los voluntarios del Refugi Baix Camp, ya que se trata de los propios fundadores y miembros de la junta de la entidad. En el último año habían intensificado la búsqueda de una nueva localización ante las dificultades en vender el refugio y la vivienda conjuntamente. Ahora, entienden que «venderlo por separado es la mejor alternativa».