Ocio
La apertura del Café de Reus redibuja el mapa de terrazas del Mercadal
La Capsa Gaudí limita el espacio y el Batticuore se desplaza para hacer sitio a la vuelta del emblemático local
El Café de Reus reabrió puertas ayer tarde, bajo la gestión del chef Joan Urgellès en alianza con el Espai Prioral, después de más de un año y medio cerrado y al desenlace de un intenso lavado de cara puesto en marcha en abril y que ha mantenido, con todo, «la esencia del local hasta la última madera». El establecimiento recupera la actividad para «devolverlo a la gente de Reus» y lo hace con un giro importante en la filosofía de cocina: «Queremos hacer un bar, restaurante y cafetería donde la gente venga a hacer vinos, cavas o vermúes. Tener una barra de pintxos muy extensa, tradicionales y también innovados que no se puedan encontrar en otros sitios. Y tapas y platos de carne y pescado, primeros, según y postres en una carta para comer y cenar», explica Urgellès. La incursión del nuevo Café de Reus ha obligado a redistribuir las terrazas del Mercadal y, «de momento», el negocio se ha instalado delante de Tomàs Barberà. El anterior emplazamiento ha quedado ocupado ahora por|para el nuevo formado del Roslena, el Batticuore se ha movido y la Capsa Gaudí ha tenido que limitar mesas para dar cabida al renovado proyecto. Urgellès precisa, sobre este punto, que «más adelante, negociaremos un cambio porque no estamos totalmente de acuerdo con lo que nos ha tocado».
De momento, durante los meses de verano, el local atenderá únicamente a las tardes excepto el fin de semana, cuando ofrecerá servicio todo el día. La decisión se toma porque «por las mañanas hace mucho calor y la gente tira hacia la costa y, además, este no está siendo un muy buen verano en Reus, la cosa ha bajado y bastante». A partir de septiembre, «abriremos regularmente mañanas y tardes». La inauguración se produjo ayer sin ningún acto especial, a pesar de que sí que ha previsto desplegar alguno «de cara también en septiembre». Urgellès no deja de asumir como un reto la reactivación del local, donde «muchas generaciones se han hecho mayores, han crecido, y había también mucha gente joven que estaba esperando este momento», pero puntualiza que poner en marcha un negocio «siempre lo es.
Carencia en el alquiler, deuda y obras
El pleno del mes de marzo aprobó –con el voto del PSC y el «no» de Cs, PP y CUP– para los nuevos inquilinos del local, ubicado en los bajos de propiedad municipal de la calle Metge Fortuny, un año de carencia en el pago del alquiler, el cual cifra la cuota mensual en 2.177 euros, para compensar la inversión en reformas. El contrato tendrá una duración de 10 años y la posibilidad de una prórroga de 5.
Urgellès explica que «hemos tenido que asumir una deuda de unos 30.000 euros del anterior inquilino» y que «hemos hecho una intervención grande en un local exageradamente deteriorado» y «las carencias están al orden del día ahora».