La Casa Navàs amplía horarios y se abre a visitas diarias hasta el 30 de septiembre
La oferta en verano es del lunes al domingo, en recorridos guiados de unos 45 minutos, mientras la propiedad define el futuro del edificio
Acceder a las entrañas de la Casa Navàs es posible, este verano, de lunes a domingo y en horario de mañana y tarde. De las nueve horas semanales que el edificio modernista de la plaza del Mercadal se abría a visitas hasta ahora, este 2018 se ha pasado a ofrecer hasta 39, y se ha alargado un mes –del 1 de junio al 30 de septiembre, mientras que antes era del 15 de junio a 15 de septiembre– la actividad. Las 138 horas que se pusieron a disposición del público en el 2017 son este año 624. La ampliación, explica la gerente de la Agencia Reus Promoción, Marta Villalta, «quiere servir para dar respuesta a la demanda, que a menudo llenaba los turnos y generaba lista de espera». Aunque el Ayuntamiento, que realiza las visitas a través de un acuerdo con la propiedad del inmueble, esperará al final de la temporada turística para hacer balance, desde la gestión de la Casa Navàs sí que se muestran ya «muy contentos» con la aceptación de la iniciativa y con el perfil de «reclamo» del mismo edificio. Será una vez pasado el verano cuando ambas partes se volverán a sentar para valorar la continuidad o no de la oferta.
Después de algunos años en que no se han capturado imágenes del interior de la obra del arquitecto Lluís Domènech i Montaner, el Diari Més tomó parte ayer de uno de los recorridos guiados por las diferentes plantas y estancias de la Casa Navàs. Las visitas están planteadas para «un máximo de diez personas» y buscan «ser de una gran calidad», precisa Villalta. Más allá de la explicación del guía que acompaña en todo momento el grupo, explicando –en catalán, castellano, inglés o francés– tanto la generalidad como el detalle y curiosidades de cada piedra de la Casa Navàs, los que la recorren contarán con soportes escritos en diferentes lenguas que se están editando ahora.
Cisca Laguna, la guía encargada ayer de los grupos y una de las personas que mejor conoce los secretos de la joya modernista reusense explica que «a los visitantes, les interesa todo y pienso que no podrían quedarse sólo con una cosa». «Sobre todo», precisa, «quedan muy gratamente sorprendidos cuando entran, porque no se lo esperan: desde fuera, la fachada no da información de lo que después se encontrarán y, por mucho que les hayan explicado o que hayan podido ver alguna foto, no se acerca a lo que verán». Otra de las cuestiones que sorprende a los que entran es «que todo se hiciera en sólo seis años, porque es una obra artesanal toda ella». Y les gustan «especialmente los vitrales y la originalidad de los muebles y tejidos». «Es muy curioso», concluye Laguna que, «en el lavadero, hay una máquina de coser, una Singer. Lo levanto para que la vean y todo el mundo la conoce. De Australia, del Canadá, de Francia... vengan de donde vengan, siempre todo el mundo sabe qué es».
200 metros cuadrados de vitrales
En la Casa Navàs se puede entrar del lunes al sábado a las 11h, las 12h y las 13h, y a las 17h, las 18h y las 19h. Los domingos, las visitas son a las 11h, las 12h y las 13h. Hay que reservar en el Gaudí Centre y el precio es de 8-10 euros, gratuito para menores de 5 años. Antes de entrar, todo el mundo se coloca protecciones en los pies para preservar el suelo, y no está permitido hacer fotos. Para empezar, «hablamos del arquitecto y de qué hizo en Reus» y también «de los propietarios: Joaquim Navàs y Josepa Blasco que se dedicaban al comercio de tejidos». Después, 200 metros cuadrados de vitrales que la convierten en la casa particular con más superficie de este tipo en Europa, inusuales mosaicos en el techo de la alcoba austera o la afición por las corrientes de higiene que no dejaron colgar algún tapiz son parte de los secretos de la casa. A finales del 2017, el empresario Xavier Martínez se hizo con la mayoría del inmueble, y anunció la voluntad de dar lugar a «un régimen de entrada más completo». Ahora se está perfilando el futuro del edificio. El día 31 de enero, la tienda Sucesores de Joaquim Navàs, que ocupaba los bajos, cerró.