Sociedad
Las monjas clarisas de Reus cambian la costura por repostería para subsistir
Su producto estrella son las galletas de avellana
Las monjas clarisas del Monasterio de Santa Clara de Reus han tenido que cambiar sus tradicionales trabajos de costura por la elaboración de galletas de diferentes sabores para poder subsistir y ganar algún dinero.
El motivo es que las religiosas se han hecho mayores y ya no pueden coser, y las más jóvenes no saben zurcir, apedazar, bordar y planchar, que era el tradicional alimento de las monjas del monasterio.
La clarisa Teresa Pujal, que preside la Federació de Germanes Clarisses de Catalunya, Castelló i Menorca, ha explicado a Efe que están «muy contentas» con su nueva labor de repostería porque «muchos turistas compran nuestras galletas y las vendemos bien aunque todavía no tenemos mucho beneficio».
Las monjas decidieron empezar a elaborar galletas hace tres años «cuando las hermanas más mayores murieron y las que se habían encargado las tareas tradicionales de la vida contemplativa como zurcir, bordar y planchar lo dejaron de hacer porque se sentían cansadas por la edad».
«Nosotros no sabíamos coser así que nos planteamos hacer alguna tarea diferente y empezamos la iniciativa del obrador y la elaboración de galletas», ha confesado Pujal.
En el monasterio de Santa Clara actualmente viven 12 religiosas y 5 de ellas se dedican a la repostería.
Trabajan del lunes al jueves de 9.30 horas a 12.45 horas, «aunque cuando hay más trabajo trabajamos por la tarde», asegura la hermana Pujal.
Las hermanas que se dedican a la repostería, lo hacen mientras el resto cocina, plancha o limpia el monasterio, «aunque nosotros también colaboramos en estos trabajos», aclara Pujal.
Su producto estrella son las galletas de avellana, el producto típico de Reus, «son las que más se venden y aunque todavía no podemos certificar en nuestros envases que usamos avellanas de la comarca, lo hacemos».
Aparte de las galletas de avellana, las clarisas de Reus también elaboran dulces de coco y chocolate, galletas integrales con pasas y también de anís, que después se venden en diferentes establecimientos de la provincia de Tarragona.
Estos dulces se pueden comprar en el mismo Monasterio de Santa Clara, en la Botiga Baró de Reus, en la Botiga Giner de Reus, en la Llibreria Catòlica de Reus, en la tienda de la Catedral de Tarragona y en la tienda del Monasterio de Poblet.
«De momento no hemos pensado en exportar nuestras galletas fuera de la provincia pero no descartamos nada», ha señalado la hermana Pujal.
El precio de las galletas oscila entre 2,50 y 2,90 euros las bolsas de 6 a 8 unidades y entre 8 y 9,50 euros las cajas de 18 a 20 galletas.
La hermana Pujal ha asegurado que ellas mismas elaboran los dulces, los empaquetan y en algunos casos los reparten, «aunque también hay mensajeros y propietarios que vienen a recogerlas para transportarlas a los puntos de venta».
«Acabamos de empezar con el proyecto del obrador y todavía no tenemos mucho margen de beneficio pero ya no tenemos pérdidas», ha señalado la religiosa.
«Sobrevivimos gracias a las pensiones de las hermanas más mayores|grandes que están jubiladas y nosotros pagamos la cuota de autónomas para tener alguna cosa cuando nos jubilamos», ha revelado la hermana Pujal, que es licenciada en Filología y vive en el monasterio desde hace 30 años.
Entró en el orden de las clarisas cuando tenía 23 años y anteriormente había trabajado de traductora. Nada que ver con la repostería.