«Queremos tener un club que también sea puntero desde el punto de vista social»

—El club fue pionero en la natación en Reus. ¿De qué manera estaban vinculados a este deporte, los fundadores?

—El club no nació en Reus, sino en Salou, donde un grupo de reusenses iban a nadar y hacer pruebas atléticas. Allí conocieron a un señor llamado Charles Pistor, un ingeniero suizo que estaba trabajando en la fábrica Erquimia de Flix, y que les enseñó la técnica de la natación. Pero se ve que no eran demasiado buenos y siempre les decía que se hundían como si fueran «plomos». De aquí viene el nombre del club.

—Cómo consiguieron nadar en Reus?

—En Salou tenían una caseta, que fue la primera casa oficial del club. Sin embargo, como ir a nadar a Salou era un inconveniente, uno de los socios cedió un terreno en Reus para hacer una piscina. Se empezó a construir en 1930 y se abrió a principios de 1932. Fue la primera piscina que se abrió a la ciudad y el club de natación también fue el primero de las comarcas de Tarragona.

—También fueron pioneros en alguna otra disciplina deportiva.

—Durante los años 30 fueron abriendo nuevas secciones, como la de tenis o la de hockey sobre patines, hecho por el cual también fuimos el primer club de hockey en nuestras comarcas. Y fueron surgiendo de nuevas hasta llegar a las secciones que tenemos en la actualidad.

—En paralelo al crecimiento deportivo, el club también fue ganando relevancia social en la ciudad?

—Uno de los rasgos más relevantes de la ciudad de Reus es el asociacionismo, con entidades tanto carácter cultural cómo deportivo, de aquí que nuestro club siempre haya tenido vinculación con otras entidades. Con respecto a la vertiente social, el año 1948 se compró el Palau Bofarull para utilizarlo como sede social, y los socios se encontraban para jugar a las cartas, bailar o, simplemente, encontrarse.

—Usted y su junta toman las riendas del club en diciembre del 2015, en un momento bastante crítico para la entidad. ¿Qué se encuentran y cómo está el club a estas alturas?

—Nos presentamos porque había un problema económico muy importante, una deuda de 2,4 millones de euros generada por las pérdidas de muchos años y uno macro proyecto inmobiliario que enganchó la crisis por el medio. Hemos conseguido renegociar la deuda a 20 años con un interés muy favorable y eso nos permite funcionar y respirar económicamente. Entramos para resolver este problema, pero también nos encontramos con que las instalaciones estaban muy mal, y nos hemos tenido que poner con cosas que no se ven, como el cambio de calderas o cañerías, invirtiendo entre 125 y 140 mil euros cada año en estructuras. De cara al año que viene prevemos remodelar los vestuarios y poner una barrera al parking, para que esté cerrado para los socios. Nos pensábamos que en seis años podríamos acabar todo lo que queríamos hacer, como eliminar las barreras arquitectónicas, pero quizás tardaremos unos diez años en tener las instalaciones del todo acondicionadas.

—Incrementar la masa social es también un objetivo?

—Lo era desde un comienzo. A nivel del deporte de base se está trabajando bien, pero tenemos que tener las instalaciones una pizca mejor, para que los familiares también se vinculen al club. Se está trabajando bien, y un ejemplo es este mes de septiembre, cuando normalmente hay una pequeña bajada de socios, hemos tenido un incremento de unos 100 socios. Creo que en un plazo de seis o siete años podremos tener un club que, además de ser puntero en el deporte, que ya lo es, lo podrá ser también en la vertiente social.

—Cuáles son los actos principales de celebración del centenario?

—Dimos el pistoletazo de salida en el mes de mayo al Palau Bofarull. Los actos son deportivos, con campeonatos de varias disciplinas, y culturales, con conferencias vinculadas al deporte. A finales de año publicaremos un libro con la historia del club y alrededor de Sant Pere del año que viene haremos el acto central, que será una gran cena en el club.