«El campesino que hace crecer estas calabazas les dedica tres horas al día»

—¿De donde provienen, estas calabazas descomunales que tiene en la parada?

—Son de Corbera d'Ebre. Este año, la mayor ha hecho 600 kilos y hay otra de casi 400 kilos. Me las trae un campesino llamado Josep Maria González, que ha ganado el premio a la mayor calabaza de Cataluña y el premio a la segunda calabaza mayor de España. El otro día, mientras las descargábamos, me explicó que, para hacerlas crecer, los dedica tres horas diarias.

—¿Estos ejemplares son comestibles?

—Hasta el día de hoy, todas las que hemos tenido siempre se han acabado estropeando en casa. Me gusta mostrarlas porque hoy día hay mucha afición a la calabaza, es un atractivo para los mayores y los pequeños, y es casi como una provocación. Además, hay personas que hace treinta años que las veo, que son de Reus o de la comarca, y que no hablamos nunca, pero cuando hay calabazas, me vienen a ver y me dan conversación. Cuando me preguntan ‘Por qué las tienes, si no las vendes,’ yo les contesto ‘Porque hoy, tú y yo, que no habíamos hablado nunca, hablamos’.

—¿Estamos en plena temporada de calabaza, verdad? ¿Cuándo acostumbra a empezar?

—El verano cada vez se alarga más y la calabaza que se siembra en abril y en mayo se estropea. Por eso la calabaza grande se siembra más tarde, a finales de mayo. Después hay la de tipo violín, que es más pequeñina y melosa, y que hace entre 1,5 y 2 kilos. En la carretera de Salou hay unos campesinos que hacen mucha y la siembran muy pronto, pero porque son unos artistas que consiguen que les salga, poca gente tiene a las fechas que ellos acostumbran a coger. Que yo sepa, son los únicos que por julio ya tienen. Pero la temporada es en otoño.

—¿Cuántas variedades de calabaza despachan, aquí en la parada?

—Tenemos las estriadas, las cacahuete, y las largas, que son las más sabrosas, pesan entre 8 y 22 kilos y son rojizas. La cacahuete no es tan dulce, pero hay gente que la quiere justamente por eso. Y, finalmente, hay las forrajeras, que se podrían comer, pero en realidad la calidad en el paladar es bastante baja.

—¿De qué manera le gusta más, a Usted, comer la calabaza?

—Lo más habitual es comerla en puré, pero hay dos maneras de hacerla más atractiva al paladar. La primera consiste en hacer puré, pero cociéndola al horno. También es muy buena marcada en la plancha, a dados, y con un chorrito de aceite, sal y pimienta, queda parecido a un boniato. Pero lo más fácil y rápido siempre es el puré. Hay mucha gente que tiene que comer a la fuerza porque les va bien para la barriga, pero se les hace pesado, y yo les digo que intenten hacerla así al horno, que es muy diferente. Y el otro día un amigo me explicó que él las hace fritas, debe ser una cocción también diferente y similar a ponerla al horno.