Diari Més

Hasta 25 artistas plasman sus obras en cajas de luz por todo Reus

El proyecto 'Llambordes 2018' propone a los jóvenes un reto: modificar el aspecto de estos elementos con intervenciones que reparan el vandalismo

Josep Prous pinta dos niños y la frase 'No crezcas, es una trampa'.

Hasta 25 artistas plasman sus obras en cajas de luz por toda la ciudadOlívia Molet

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Un total de 25 artistas han empezado estos días a plasmar creaciones, en pintura, sobre 24 cuadros de luz en diferentes calles de Reus. Para hacerlo, disponen sólo tres colores: rojo, blanco y azul, y sus degradaciones. La peculiar acción forma parte del Llambordes 2018, una iniciativa orientada a desarrollar el talento juvenil y que se está desplegando en espacios públicos. Las obras seguirán tomando forma a lo largo del fin de semana, repartidas en el municipio, hasta el día 4. El resultado quiere suponer, de rebote, una intervención reparadora sobre los cuadros de luz, a menudo afectados por garabatos y firmas. El proceso de elaboración, que ha desembocado ya en más de una obra acabada, capta la atención de peatones y curiosos. Una vez terminadas será posible echar un vistazo al conjunto de expresiones, en un acto popular que incluirá un coloquio.

El reusense Josep Prous, con 34 años, es uno de los artistas que participa en esta propuesta del programa. En la superficie de un cuadro de luz en la avenida de La Salle, con espray, ha realizado «una intervención bastante figurativa. Aparecen una niña y un niño que son mi hija y mi sobrino. Y un mensaje que dice 'No crezcas, es una trampa' y que invita a mantener el espíritu joven, que los niños hagan de niños». «Como estaba cerca de una escuela, y también cerca de la casa de mis padres, me pareció que iba bien, buscaba un aire social», explica Prous, que es decorador de profesión. Mientras realizaba la pintura, «la gente que pasaba se la miraba y reía. Vi que gustaba y que era divertida», explica el artista. La creación la hizo Prous en una tarde. Con todo, «no diría que fuera pintura rápida. De hecho, fui con una silla y me senté. Llegué al mediodía y por la noche ya lo tenía pintado. Fueron unas cuatro horas, pero quería pintarlo bien: es una pintura figurativa, el reto era no hacer carotas».

Sólo azul, blanco y rojo

Sobre la idea, Prous explica que «siempre es un poco explosivo, me apetecía hacer eso y he intentado ser lo más fiel posible a la propuesta» dentro de la restricción de sólo tres colores que plantea la comisión del Llambordes. De hecho, «acabé que caían cuatro gotas y, al día siguiente, fui a fotografiar» la pieza y «a hacer algún retoque». La mecánica de la iniciativa de street art implica que a cada artista se le adjudica un cudtro de luz. Es frecuente que estos elementos estén previamente pintados. El de la avenida de La Salle «estaba lesionado, tenía alguna firma. Y como este, muchos». Por eso, añade Prous, «lo que hacemos también tiene un carácter reparador». El Llambordes vive este 2018 su segundo año y evoluciona de festival de grafiti a programa de arte juvenil.

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