«Con el 'Procés' hemos descubierto que la indignación genera creatividad»

—¿Su libro trata sobre arte o sobre política?

—Es un libro para las personas a quien interese al arte, la política y la comunicación, porque incluye estas tres miradas.

—¿Cuál es el punto de partida?

—Parte de varias tesis, planteando la 'viralidad' y de qué manera las emociones de las personas hacen que las imágenes circulen a gran velocidad. También de qué manera la indignación hace que ilustradores y personas del mundo de las artes gráficas nos decidimos a hacer imágenes y enviarlas a todo el mundo con el fin de hacer patente nuestro malestar, y como estas imágenes se comparten y se acaban haciendo virales.

—Otra de las tesis que expone es que este movimiento no es nuevo.

—Nada está inventado. Los años 70 supusieron la modernización de la resonancia social, con las manifestaciones contra la Guerra del Vietnam o en Mayo del 68. De alguna manera, los lemas y, sobre todo, las maneras de hacer de la revuelta popular pacífica, tienen sus orígenes en estos años. Desde finales de la Segunda Guerra Mundial, con los armisticios, la sociedad occidental se va desarmando progresivamente y, por lo tanto, la revuelta violenta no tiene cabida dentro de ningún estado europeo.

—¿Sin embargo, cree que el movimiento gráfico del 'Procés' ha sido singular en algún aspecto?

—Lo ha sido a nivel global, porque hasta ahora no había habido una contestación gráfica como la que hemos tenido. Otro aspecto singular es que ha sido acompañado de acciones, puestas en escena como la de la entrada y la salida de las urnas. Finalmente, también es muy significativo que sólo uno de los dos bandos haya hecho propaganda. La última vez que vivimos una contestación gráfica fue durante la Guerra Civil, pero entonces había propaganda desde los dos bandos. En este caso, desde la óptica unionista consideraban que no se tenía que publicitar ningún referéndum porque no se haría.

—El 'Procés' ha sido marcado por el color amarillo. ¿Qué valores han quedado asociados?

—El independentismo siempre había tenido como símbolo la estelada. Después, el discurso se fue enfocando hacia la libertad de expresión y el poder de decidir, con la palabra «democracia». Y, finalmente, los conceptos que se sentían ya no eran «independencia» ni «democracia», sino «libertad». Los lemas han ido mutando y también el color amarillo, que se asociaba a la libertad de los presos políticos. Progresivamente, desde el bando unionista, por mala fe o intereses ocultos, han hecho que el color amarillo se acabe asociando al independentismo. Pero el color amarillo fue propuesto por la ANC en señal de respeto y como un clamor por la libertad de los presos y presas.

—¿Cree que el 'Procés' ha servido para hacer aflorar y dar visibilidad a grandes talentos del mundo del diseño gráfico?

—Sí, considero que ha sido un momento muy importante a escala creativa. Ahora hace unos meses que estamos un poco adormecidos, porque no está el contexto de indignación que vivimos el año pasado. Hemos descubierto que la indignación genera creatividad. Otro aspecto que ha hecho que todo el movimiento gráfico haya sido tan importante es que ha sido transgeneracional. Por ejemplo, con la cara de la chica con la boca tapada que surgió de Òmnium y que tuve el honor de dibujar. Aquella imagen interpelaba a las personas que en los años 70 vivieron el juicio contra los actores de La Torna, porque rescató y reconvirtió una imagen de aquella época. Por otra parte, con el mundo 2.0 y las redes, la cultura visual está mucho más viva y la información puede trascender a una velocidad increíble. Una persona que trabaje en el mundo gráfico ya hace las imágenes en digital y en jpg, de manera que si lo envía, en dos horas ya lo pueden haber recibido 3.000 personas.