Los Avis i Àvies per la Llibertat celebran un año de movilizaciones diarias con sensación «agridulce»
Su iniciativa se ha extendido por 25 municipios
Unas 300 personas han participado este miércoles en la concentración que el colectivo de Avis i Àvies per la Llibertat de Reus convoca diariamente en el Mercadal, coincidiendo en que justo hoy hace un año de la suya primera protesta. Aparte de las tradicionales tres vueltas a pie por la plaza, se ha hecho un reconocimiento a las dieciséis personas que arrancaron las movilizaciones. Fue a través del móvil que este grupo reducido de abuelos decidió pasar a la acción con una iniciativa que rápidamente cuajó entre la sociedad y se fue adhiriendo gente. De hecho, han sido los precursores de una idea que se ha acabado extendiendo en 25 municipios. Aunque los abuelos se han autofelicitado por la iniciativa, reconocen que es una celebración «agridulce».
Se sienten satisfechos y orgullosos de la constancia y el seguimiento que ha tenido su propuesta de convocar protestas pacíficas diariamente, pero al mismo tiempo se sienten tristes porque las cosas siguen igual. La Àngels Ollé, una de las iniciadoras, recuerda que, ahora hace un año atrás, en la primera protesta «hacía una semana que estaban los Jordis en la prisión, y ¿cuántos hay ahora?», se lamenta.
«Somos un pueblo maltratado, indignado, la justicia no es correcta y tendremos que tener la fortaleza y sacarla de donde sea para continuar el tiempo que haga falta», ha manifestado la Àngels, durante su parlamento delante de las cerca de 300 personas congregadas en el Mercadal. «Confío que desde el alta política alguna cosa hacen, pero como pueblo vemos que aquí no se mueve nadie», ha añadido la abuela.
«Todo empezó con unos cuantos WhatsApp entre un grupo de amigos», recuerda. Un domingo de noviembre una amiga le comentó que una señora de Mollet se ponía en medio de la plaza a hacer ganchillo de color amarillo, en señal de protesta. La idea les pareció genial y, sin ni darse cuenta, ya estaban en el Barato, una tienda de tejidos de Reus, encargando piezas de color amarillo
«Estábamos indignados y no queríamos seguir viéndolo todo desde casa; fue como una traca: encenderse e ir todo muy rápido», concluye. Tiene 81 años y dice que seguirá luchando hasta el final. Con los otros compañeros han soplado en medio de la plaza un pastel gentileza de una pastelería de Reus. El acto ha acabado, como es habitual, con el Canto dels Segadors por parte de todos los asistentes.