Cerca de 400 tiendas ocupan los bajos de edificios con valor patrimonial
Un estudio de la Escola d'Arquitectura de la URV destaca que La Fira ha abierto itinerarios urbanos hacia el Pallol, el Mercat Central y a la avenida Marià Fortuny
Un estudio encargado por el Ayuntamiento de Reus, en convenio con la URV, y elaborado por el Centre de Investigació Urbana del Camp (CRUC) de la Escola Tècnica Superior d'Arquitectura de Reus (ETSAR) registra 373 comercios en ámbitos patrimoniales catalogados en la ciudad, con cifras recogidas en el 2015. El análisis, que lleva por título De dilluns a dilluns. Fris del Comerç local, define el comercio reusense como un elemento de dinamismo y vitalidad, y también como uno de los principales generadores del paisaje urbano.
El director del ETSAR URV, Pau de Solà, explicaba ayer que el documento recoge «la relación entre urbanismo y ciudad, como es que se configura la forma de la ciudad desde el comercio y como eso sucede en una ciudad de tradición tan comercial como Reus. También los retos de futuro: como el comercio tiene que modificar la ciudad y como la ciudad cambia por el comercio».
El estudio repasa «las tipologías del comercio existente, desde la tienda mayor en la más pequeña, en esquina, en hilera» y pone bajo la lupa «la relación entre la distribución de las tiendas y el uso que hacen las personas de la ciudad». Y concluye que «la configuración actual da una buena calidad de vida a los ciudadanos». Incluye también una serie de preguntas que planteamos a los responsables de la ciudad, añadía De Solà, que detallaba algunas: «como absorber las grandes superficies, como preservar los comercios antiguos, como pensar los mercados municipales o como reutilizar las plazas que han perdido su función». «Hay que pensar como solucionar las problemáticas con el fin de resolver que la ciudad sea un lugar habitado y con buena calidad de sus espacios públicos», concluía, y decía que «el comercio es el que ha fabricado la ciudad que tenemos ahora».
Mantener la actividad
El concejal de Urbanismo, Marc Arza, apuntaba también ayer que «la prioridad es que las plantas bajas den vida en la ciudad. Una ciudad donde están vivas, con comercios, restaurantes, locales de ocio, de uso administrativo o, en algunos lugares, viviendas, son mejores que una ciudad con locales vacíos o con fachada dura». «En el centro de la ciudad nos interesa que haya comercio, restauración y ocio. En otros lugares más periurbanos, nos plantearemos hacer usos administrativos que hagan posible que actividades que han ido a primera planta devuelvan en planta baja. Y en otros lugares todavía más periurbanos, entre tener un local vacío o tener una vivienda en planta baja, la vivienda es mejor», añadía Arza.
El estudio del CRUC se presentó ayer en el marco de un seminario en la Escola Tècnica Superior de Arquitectura de la URV. Define la relación del comercio con el patrimonio como un argumento de singularidad de Reus, como también lo es la diversidad de figuras arquitectónicas que acogen actividad comercial: establecimientos en esquina, bajo porche, multigacha o en plazas o pasajes. El trabajo perfila tres áreas de gran centralidad: el entorno del centro comercial La Fira, el entorno del Mercat Central y el entorno del Mercat del Ferrocarril. Y, al mismo tiempo, destaca que la apertura|abertura del centro comercial La Fira está generando nuevas dinámicas asociadas al comercio que se concretan en la definición de nuevos itinerarios urbanos de gran potencialidad: de la Fira al Mercat Central pasando por la calle Gaudí y la calle de la Victoria; de la Fira al Pallol pasando por la calle Sardà, y de la Fira al hipermercado de la avenida de Marià Fortuny siguiendo un ámbito hasta ahora muy ligado a la movilidad rodada pero de gran afluencia.