«Había muchas goteras y teníamos miedo de que pasara una cosa así»

El hundimiento del tramo de vuelta de una escalera en el número 17 de la calle Tetuan ha obligado a realojar temporalmente y de urgencia, en una pensión de la ciudad, una madre y su hija menor de edad, a las únicas personas que habitaban de manera regular al edificio. Ambas explican al Diari Més que «hacía tiempo que teníamos goteras por donde el agua chorreaba en grandes cantidades, tanto si llovía como si no, pero habíamos pedido muchas veces al dueño o a la inmobiliaria que nos lo arreglaran y siempre nos daban largas». Parte del edificio, de tres plantas, colapsó el sábado a las nueve y media de la noche. La planta baja y la segunda serían propiedad de una entidad bancaria, y en la primera está donde estaba instalada la familia con un contrato de alquiler.

«No es manera de vivir, pero ahora mismo no podemos permitirnos pagar demasiado más que los 300 euros que nos cuesta este piso y no hemos encontrado ninguna alternativa a un precio razonable», añade Fátima, la madre, que precisa que «teníamos miedo de que cualquier día pasara una cosa así». El derrumbe interior movilizó cinco dotaciones de Bomberos de la Generalitat, Guardia Urbana y el SEM, que atendió a las dos inquilinas por una crisis de ansiedad. «Oí como un bombardeo, me abracé a mi hija y tan sólo pensaba en que saliéramos de allí», recuerda Fátima, que había llegado al piso «cinco minutos antes de que pasara todo». No hubo heridos.

La posibilidad de volver

En un primer momento, se hizo salir a los vecinos del bloque adyacente –nueve personas– para comprobar la situación, pero estos pudieron volver a su casa la misma noche. El arquitecto municipal se personó en el bloque afectado, el cual, tal como detallan fuentes municipales, se decretó que no es habitable. La planta superior podría haber estado ocupada intermitentemente. Entre hoy y mañana está previsto que se lleven a cabo en el edificio trabajos de apuntalamiento que tendrán que determinar si al 17 de la calle Tetuan se puede volver a vivir o si el estado del bloque requeriría obras de mayor envergadura.

Un alquiler bajo

Madre e hija pudieron entrar en el primer piso ayer para recoger unas cuantas maletas con documentación y ropa. Las mismas fuentes concretan que, con el realojamiento temporal en una pensión, el Ayuntamiento ha consumado la acogida de emergencia y que, en todo caso, la familia queda a disposición de los Servicios Sociales. Fátima asegura que, nada más la semana pasada, ella misma se había puesto en contacto telefónicamente con Servicios Sociales para pedir cita con la asistenta, que le estuvo señalada para el próximo 21 de diciembre. Una fecha, esta, que en su momento consideró «lejana por la situación que estábamos atravesando con las goteras chorreando todo el día».

La mujer no cuenta, dice, con vínculos familiares en el territorio, pero dispone de un trabajo que le permite hacer frente a un alquiler bajo. Sostiene que no ha percibido nunca ninguna ayuda por parte del Ayuntamiento y que «tampoco pido ninguno» sino «que me asesoren en cómo puedo encontrar una vivienda para que mi hija y yo podamos estar tranquilas y que podamos pagar. Queremos pagar, claro está, no queremos ningún regalo, pero no podemos asumir un alquiler de 600 euros».