Diari Més

Maria del Mar Sánchez: Artista e ilustradora

«Encontré a unos profesionales muy predispuestos a luchar por mí»

Mar se encuentra ingresada en el Sant Joan, desde donde quiso compartir su experiencia con los lectores

Maria del Mar sigue dibujando desde el hospital.

«Encontré a unos profesionales muy predispuestos a luchar por mí»Gerard Martí

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Maria del Mar Sánchez es una tarraconense que actualmente se encuentra ingresada en el Hospital de Sant Joan de Reus a causa de un cáncer. Ha trabajado muchos años como ilustradora y ha vivido durante mucho tiempo en el extranjero por trabajo. Fue cuando volvió de Londres, poco antes de Navidad, que Mar empezó a notar unas molestias, que acabaron traduciéndose en un tipo raro de cáncer que afecta sólo uno de cada cinco millones de personas. Mar quiso compartir su convivencia con la enfermedad para dar a conocer como se vive la lucha contra el cáncer en primera persona.

—¿Cómo es su experiencia con el cáncer?

—Cuándo las personas tenemos que tratar un tema, siempre es mejor saber de qué hablas, y en mi caso, lo que conozco yo es mi experiencia. Lo que fue complicado es que yo volví a Cataluña para venir a cuidar a mis padres, pero se acabaron girando las tornas y he acabado siendo yo a quien tienen que cuidar.

—¿Cómo se convive con la enfermedad?

—Me gustaría poder frivolizar sobre la enfermedad y decir que es algo que se cuida con un Frenadol, pero no es así, el cáncer es una realidad. Pero tengo que decir que en casos como el mío, una gran parte de la efectividad del tratamiento, viene dada por la disposición empática y anímica de la gente que realmente está por el enfermo. En mi caso tuve la suerte de encontrar gente maravillosa. En Tarragona yo ya estaba perdida, porque el cáncer estaba muy avanzado, pero me derivaron a Bellvitge, donde me encontré con un grupo de profesionales con una predisposición brutal y con una empatía total. Lucharon por mí. La operación era muy complicada, ahora vivo con menos órganos de los habituales, pero gracias a los profesionales, vivo con mucha más fe y con mucha más vida. Yo creo que el verdadero profesional, en cualquier ámbito, se demuestra cuando es consciente del riesgo e igualmente decide salir adelante. Soy plenamente consciente de que si en aquel momento yo no hubiera llegado a Bellvitge, yo ahora ya no estaría hablando contigo. El máximo objetivo como ser humano es vivir, agotando todas las posibilidades.

—¿Cambia la percepción cuando se pasa por una situación así?

—Hay gente que se preocupa de trivialidades demasiado mundanas y sobre problemas banales. Cuando te encuentras en esta situación, y pasas de sentirte intocable y pensar que a ti no te pasará, y te das cuenta que sí, que te puede pasar, y eres consciente de que quizás mañana ya no estarás, te cambia el chip. Ves que hay vida más allá de lo mundano, qué damos tanta importancia, y que lo más importante es la vida y es la cosa por la cual vale más luchar hasta el final.

—Tuvo que volver al hospital. ¿Cómo fue?

—Entré en el hospital de Sant Joan con mucho miedo por unas células tumorales, después de la operación en Bellvitge, que fue esta primavera pasada, tuve que volver no demasiado más tarde. Pero al llegar aquí me pasó una cosa similar a la que me pasó al llegar a Bellvitge, tenía miedo, no sabía bien qué me pasaba y me encontré con un grupo humano brutal, que estuvieron conmigo desde el minuto 1 y no me dejaron. Ojalá, todos los departamentos de sanidad tuvieran profesionales tan preparados empáticamente, porque un enfermo necesita mucha psicología. Sed conscientes de cómo tratáis a los enfermos. Parece mentira como unas palabras, un mensaje preguntando cómo estás, puede tener un gran impacto en la recuperación de una persona. Es importante tener tacto con las personas que están pasando una situación tan difícil.

—¿Quiere decir algo al personal que te ha tratado aquí en el Sant Joan y en Bellvitge?

— Mi agradecimiento hacia el personal de la sexta planta y los doctores que me trataron en Bellvitge es absoluto, como también me gustaría manifestar el agradecimiento a todos los miembros de la UCI del hospital de Sant Joan de Reus, desde las más veteranas, que se pasaron toda la noche pendientes de mí, ayudándome; hasta las más jóvenes, que siempre preguntan cómo estoy e incluso me vienen a ver aquí en la planta 1. También quiero dar las gracias a los miembros de esta primera planta, porque han mostrado mucha paciencia conmigo y me han ayudado a adaptarme.

—¿Se sigue dedicando a la ilustración?

—El arte ha sido siempre el motor de mi vida, y durante este año he tenido que moderar mi ritmo de trabajo. Gracias al personal del hospital he sido capaz de volver a coger el pincel y dibujar, y me gustaría dedicar mi arte a dar apoyo a las personas que sufren esta enfermedad.

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