Bombers intervienen una vez cada tres días en edificios de Reus con deficiencias

El cuerpo de bomberos de la Generalitat ha realizado este 2018 un total de 107 asistencias técnicas a edificios dentro del término municipal de Reus. Es decir, ha tenido que intervenir por avisos relacionados con problemas vinculados a viviendas casi una vez cada tres días. La cifra, facilitada por Bombers al Diari Més y que abarca hasta el 30 de noviembre, incluye todo tipo de actuaciones urgentes sobre patologías de las construcciones: desde desprendimientos de fachada hasta apuntalamientos después de un hundimiento. En el global del 2017, Bombers respondieron a 108 situaciones de este tipo, hecho por el cual el recuento que deje el cierre de este año será seguro superior pero probablemente muy similar.

Fuentes de Bomberos concretan que la mayoría de servicios de asistencia técnica a edificios tienen que ver con saneamientos y no acostumbran a implicar trabajos de gran envergadura. A menudo pueden venir motivados por ventoleras o episodios de lluvias. En los últimos meses, sin embargo, sí que han tenido lugar sucesos de mayor relevancia que han obligado a intervenir el cuerpo. Una treintena de vecinos del número 35 de la calle Sant Magí fueron desalojados a mediados de septiembre por un derrumbe interior en el primer piso y una viga central descubierta. El colapso de un tramo de vuelta de escalera también forzó a dejar su casa, a principios de diciembre, una mujer y su hija menor de edad que vivían alquiladas al número 17 de la calle Tetuan. En ambos casos se ha acabado determinando que, aunque sujetas con puntales, los bloques son habitables. En la calle Alt del Carme también se han dado hundimientos este año.

Unos 3.000 en mal estado

Según datos del lano Local de Vivienda 2014-2021, recogidas por el Ayuntamiento en el 2013 y las más recientes de hechas públicas en este ámbito, hasta 3.018 viviendas de los 49.447 con que cuenta Reus no presentan condiciones normales de conservación. En detalle, 2.738 muestran una situación «regular», otros 274 tienen una conservación «mala» y 6 más se consideran «ruinosos». El resto, que se corresponde con un 94% del parque, sí que están registrados con un estado «normal» y «deseable». Un 40% de las viviendas se construyeron entre 1960 y 1979, y unas 4.000 casas son anteriores a 1920. Es en esta franja donde se concentran el mayor número de pisos en mal estado. Por zonas, y según los mismos datos, el núcleo y los amplías antiguos son los que más construcciones no normalizadas acumulan 2.087.

Al 35 de la calle Sant Magí, y después de que se llevaran a término trabajos de apuntalamiento, el arquitecto municipal determinó a su momento que el bloque es habitable. Las 29 personas que vivían allí al momento del derrumbe de parte del primer piso, algunas de las cuales lo hacían de manera irregular, fueron realojadas temporalmente por Servicios Sociales del Ayuntamiento en un hostal. Desde la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) explican que en dos de las familias se les han encontrado una salida a través de pisos de emergencia. Habría todavía algunas, con todo, que seguirían viviendo. Parte de ellas acamparon hace algunos días delante de un bloque que habían intentado ocupar en Mas Iglesias.

Por lo que al 17 de la calle Tetuan, igualmente se concluyó que el edificio no reviste peligro. La mujer que vivía allí y su hija, tal como precisan desde la PAH, seguirían momentáneamente viviendo en un hostal a la espera de que la propiedad se haga cargo del estado de la vivienda. La madre había explicado a este rotativo, poco después del hundimiento, que en su casa «había muchas goteras, hacía tiempo que pedíamos que nos lo arreglara y teníamos miedo de que pasara alguna cosa» y decía que «no podemos permitirnos pagar un alquiler más alto».