Jaume Claret Miranda. Director de la colección 'Referencias' de Eumo Editorial
«El trabajo de Eva Serra ha hecho cambiar la manera de entender la Historia Moderna»
Este jueves a las 19.30 h. se presenta, en el Centro de Lectura de Reus, el libro ‘La formació de la Catalunya moderna (1640-1714)’, de Eva Serra
La historiadora Eva Serra y Monte (Barcelona, 1942-2018) es una de las figuras más destacadas de la historiografía catalana. Mañana se presenta un libro que recoge buena parte de su trabajo, y que ha sido publicado por Eumo Editorial.
—En el prólogo del libro, el historiador Josep Fontana afirma que nadie ha contribuido tanto, ni con tanta calidad, a la tarea de renovación histórica como Eva Serra. ¿Está de acuerdo?
—En el campo de la Historia Moderna o de la última época medieval, evidentemente. Eva Serra hace una cosa que, si bien no es novedosa, no se encuentra con mucha frecuencia: ella va a los documentos. Es una historiadora «como las de antes», va a buscar toda la documentación disponible para ver qué sucedió. Y, en este sentido, su trabajo ha ayudado, por una parte, a deshacer algunas malinterpretacions o cosas asumidas que se ha demostrado que no eran verdad y, de la otra, ha descubierto otras que habían quedado olvidadas en el tiempo.
—¿Cuál fue su principal ámbito de investigación?
—Sobre todo se centró en las instituciones catalanas previas al Decreto de Nueva Planta. Estudió las instituciones propias catalanas que vienen de época medieval, a raíz de la instauración, primero, de los Condes de Barcelona, y después de la monarquía compartida con el resto de territorios de la Corona de Aragón. En el caso de Catalunya, dan lugar a unas Corts, que en algunas épocas funcionan mejor y, en otras, peor, pero que van negociando con el rey el nivel de representatividad. Estamos hablando de una época en qué palabras como «democracia», «nación» o, incluso «representación», se tienen que poner entre comillas, o en muchos casos ni siquiera existen, o no existen como las conocemos hoy día. Pero lo que sí que vemos es que el poder negociador, aquello tan mitificado de la voluntad de pacto catalana, ya se evidencia allí. La vemos en la voluntad de las clases dirigentes o que tienen representación, que numéricamente son pocas, pero que tienen un cierto peso y un poder que hasta un cierto punto está compartido con el monarca. En Catalunya no tendremos una monarquía absoluta, sino una monarquía pactada. Evidentemente, con unas Corts que responden a unos intereses concretos, de la nobleza y la iglesia, pero que muy lentamente empezarán a representar otras capas sociales que van surgiendo con el paso de los siglos, como los menestrales, los grandes comerciantes, aquello que siempre hemos llamado la burguesía.
—¿Cuáles considera que han sido las aportaciones más importantes de Serra?
—Una ha sido demostrar aquello que habíamos intuido, esta capacidad de la sociedad catalana del momento para ir a buscar una compensación real y un poder limitado sobre el poder del rey a través del pacto. Y eso lo constató con documentación. Vemos que cada vez que el rey convocaba Corts, sobre todo con la voluntad de obtener recursos económicos, las Corts lo utilizaban para conseguir acuerdos políticos con el monarca. En segundo lugar, el Tribunal de Contravenciones, que es un tribunal que se constituye a finales del periodo que ella estudia y que, salvando las diferencias y las ucronías históricas entre un periodo y el otro, fue una especie de Tribunal Constitucional. En caso de conflicto de interpretación de las leyes entre la clase que tiene representación en las Corts y el rey, es este tribunal quien decide. Eso no deja de ser una innovación, porque en la Europa del momento y en este periodo histórico no tenemos contraejemplos o, como mínimo, no los hemos sabido encontrar.
—El libro recopila buena parte del trabajo de Eva Serra, que estaba disperso, y en formatos diversos. ¿De qué manera se ha planteado la edición?
—Este libro se empieza a preparar cuando tanto Eva Serra como el historiador Josep Fontana están vivos. Es una propuesta que surge de Fontana y que Eva Serra coge. La idea era hacer un libro homenaje pero al mismo tiempo poner a disposición del lector una serie de artículos que, dado que ella se dedicaba mucho a la investigación, había ido publicando en libros colectivos, artículos de revistas, conferencias, etc., y por lo tanto sí que estaban un poco dispersos. Los textos no son sencillos, piden un cierto esfuerzo por parte del lector. Pero estamos hablando de una investigación que nos hizo cambiar la forma de entender la historia moderna de Catalunya, y que han tenido influencia. Quizás habría tenido más si la gente de fuera de Catalunya hiciera un poco más de caso. El hecho de escribir en catalán no era un problema años atrás para la divulgación científica, pero ahora hay mucha gente que, como está escrito en catalán, ya no lo lee.
—¿Cree que el trabajo de Eva Serra nos puede ser útil en el contexto político actual?
—Estoy convencido de que ella lo habría querido así. Es difícil distinguir a Eva Serra historiadora de la Eva Serra activista. Ella estudia Catalunya porque es objeto de su interés científico, pero también porque se siente vinculada al país.