Vivienda
Los vecinos del 5 de Wad-Ras cambian la instalación y blindan los contadores
La comunidad, que hace un mes que no tiene luz por los incendios de ocupas, ha tenido que pagar la obra
Los vecinos del número 5 de la calle Wad-Ras han puesto en marcha las obras para reemplazar la instalación eléctrica del edificio, completamente estropeada por los incendios que originaron las conexiones ilegales de ocupas y que mantienen 19 pisos sin luz desde principios de marzo. La presidenta del bloque, Natalia Rusneac, detalla que los trabajos supondrán un gasto de unos 19.400 euros, el cual tendrán que asumir íntegramente los propietarios. Del global de la cifra, «ya hemos pagado unos 13.000 euros y lo que queda pendiente es de los pisos de los bancos y ocupados».
Los trabajos para dar lugar a una nueva instalación avanzan desde el viernes. Rusneac confía en que al fin y al cabo quede terminado el lunes, que pueda certificarse, se pida de nuevo corriente a Endesa y que la electricidad devuelva la próxima semana.
La intervención que se está ejecutando implicará, tal y como explica Rusneac, el cambio de todo el cableado, el traslado de los contadores de la luz en una habitación común ubicada en la planta baja y la colocación de cierres ignífugos, entre otros. Se ha aprovechado, también, «para poner una puerta con una alarma» con que los vecinos pretenden blindar la habitación para evitar que les ocupas –todavía hay tres viviendas donde vivirían inquilinos de manera irregular– accedan a los contadores y se reconecten. La presidenta de la comunidad apunta que «no nos explicamos cómo es que, a pesar de no tener luz ni agua, los ocupas continúan todavía aquí» y dice que «pensamos que quizás tienen esperanza que, una vez Endesa vuelva a suministrar electricidad, se podrán enganchar de alguna forma. Sin embargo, con la nueva instalación y con las puertas que hemos puesto, eso ya no lo podrán hacer y ojalá que estemos a partir de ahora más tranquilos».
Pagado de su bolsillo
La comunidad ha requerido a los propietarios de los pisos que acogen ocupas que hagan frente a su parte de la derrama, para la cual «no hemos recibido ninguna ayuda de nadie». Rusneac lamenta que «al final, a pesar de todo, la única salida que nos ha quedado para volver a tener luz ha sido poner el dinero de nuestro bolsillo para reparar una cosa que los que pagamos» no habíamos «estropeado» y recuerda que «la alternativa que teníamos era haber cerrado el edificio y haberse marchado todos». Las familias que viven allí han pasado estas cuatro semanas y todavía «están iluminándose con velas, a la espera de la obra y que ahora Endesa nos dé la luz de nuevo».