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Las cerezas ya no se hacen esperar más
El municipio de Tivissa ha empezado la temporada de recolección y distribución de este preciado fruto
Los pasteleros artesanos de Reus han empezado a avisar de que ya han empezado a recibir las primeras remesas de cerezas de La Serra d'Almos, población del municipio de Tivissa famosa por su fruto de hueso. Acaba así la espera de los apasionados por la coca con cerezas de Reus, un producto tradicional ganxet que alcanza el cenit en la festividad de Corpus, en el mes de junio.
«Aunque todavía estamos al 5% de la temporada, todo hace pensar que este año será muy buena y superaremos los cuatro millones de kilos», señala Jordi Jardí, alcalde de Tivissa. Una cifra que sitúa el municipio ebrense en lo alto de la lista de los productores de cereza en Cataluña. Además, son los segundos en el Estado español, sólo por detrás del Valle de Jerte (Extremadura), y forman parte del Top 5 de Europa.
De la cereza de Tivissa se dice que es la fruta de hueso más exclusiva, al ser un producto de gran calibre, color intenso y uniforme, con un paladar y una cantidad de azúcar extraordinarios. «Cuando la producción está en pleno esplendor, la cereza puede tener unos calibres de 36 a 38 milímetros. Con media docena que comas, ya te has hartado, y es un producto que no tiene nada que ver con aquellas cerezas que encontramos amontonadas en el supermercado», señala Jardí. En el caso de la coca de cerezas, sin embargo, el alcalde apunta que las más adecuadas son las cerezas pequeñas y maduras, con mucha cantidad de azúcar.
El hecho de que la cereza de Tivissa sea un producto de gamma alta hace que la mayoría de la producción, cerca de un 95%, se dedique a la exportación, con destino en Inglaterra, el norte de Europa y los Emiratos Árabes. La calidad del fruto, explica Jardí, radica tanto en el cultivo como en los tratamientos posteriores, que se realizan «siguiendo un proceso tecnológico de primera magnitud, pionero en Europa». Se trata de un sistema importado de Chile, el primer productor mundial de cereza, con quien los tivisenses mantienen una cordial relación de competencia: Como ellos están en el hemisferio sur, somos complementarios, porque cuando nosotros empezamos, ellos ya han acabado. Por eso compartimos ciencia y conocimientos en el tratamiento de esta fruta tan delicada». Es la tecnología al servicio del producto, añade. «A cada un de estos cuatro millones de cerezas se les hace hasta nueve fotografías desde diferentes ángulos para valorar el color, el calibre y si presenta desperfectos. Así, cuando al final tienes la caja preparada, ofreces unas cerezas que son todas del mismo tamaño y color, al gusto del comprador».
En Tivissa la producción de cerezas representa la pleno ocupación desde ahora y hasta a principios de julio: el municipio tiene 1800 habitantes y trabajan más de 2000 personas. La cereza, señala Jordi Jardí, se vende a un precio «bastante estandarizado», hecho que permite que los productores puedan hacer inversiones y reinversiones en las plantaciones e infraestructuras de tratamiento de la fruta para garantizar la excelencia.