El Hospital, la piscina cubierta, el CEPID 2 y las patrullas a pie centran el debate de candidatos en Reus
Los alcaldables de los 7 partidos con representación en el Ayuntamiento desgranan sus propuestas en el debate de Diari Més, Reusdigital.cat y LaNova Ràdio
Los cabezas de lista de las siete formaciones con representación en el Ayuntamiento que, el 26-M, optan a asaltar la alcaldía de Reus ofrecieron ayer sus puntos de vista sobre empleo, servicios sociales, vivienda y cultura en un debate organizado por Diari Més, Reusdigital.cat y LaNova Ràdio en la Sala Santa Llúcia, conducido por el periodista Josep Maria Arias. La gestión del Hospital Sant Joan, la construcción del CEPID 2, el proyecto de piscina cubierta municipal o la ampliación de la plantilla de la Guardia Urbana centraron el intercambio de opiniones durante las más de dos horas en que se alargó el acto, donde hubo espacio para las promesas electorales pero también mucho rendimiento de cuentas.
Dani Rubio (Ara Reus) fue uno de los más activos y también el primero en interpelar directamente a sus rivales. Lo hizo en el ámbito del empleo –los últimos cuatro años ha sido titular de esta concejalía– para rebatir la iniciativa de Marta Llorens (CUP) de vincular Mas Carandell al área de Enseñanza y para reclamar a Carles Pellicer (Junts per Reus) la propuesta de construir un CEPID 2 como propia. Pellicer, el único que agotó íntegro el tiempo inicial de presentación de su candidatura, invirtió buena parte de las intervenciones en defender el trabajo del gobierno en el último mandato. También la de su otra socia, Noemí Llauradó (ERC), apuntando que «en el Hospital, pedimos confianza y tranquilidad». Al alcalde, que evitó el enfrentamiento directo y apostó por un discurso sólido y ordenado, le pesó la limitación de tiempo –un minuto por intervención y 7 a repartir en segundo turno–, aunque insistió en varias ocasiones que la capitalidad cultural de Reus «es firme» y recordó algunas de las apuestas de campaña, como la vianalización del centro o la intervención en el Vapor Vell. Uno de los pocos reproches a la oposición fue sobre los presupuestos municipales y que «no nos han querido aprobar ninguno».
Similitudes en los programas
Precisamente Llauradó protagonizó posiblemente el arranque más decidido: «Saldremos a ganar porque Junqueras, desde la prisión, nos anima. Queremos recuperar la autoestima de Reus». Y se mostró tajante ante de las críticas de Sebastià Domènech (PP) y Rubio sobre el Sant Joan. «¿Si no hubiéramos sacado el déficit, qué habrían hecho? Disolver el Hospital y despedir a los trabajadores?». Llauradó aseguró que «Reus no tiene proyecto cultural». Y, en servicios sociales, la candidata republicana apuntó que «las políticas no se tienen que hacer desde el asistencialismo sino aportando herramientas, porque todo el mundo se quiere valer por él mismo». Una idea, esta, compartida con Llorens y con Andreu Martín (PSC). Fue Sebastià Domènech (PP), sin embargo, quien apuntó más claramente a Junts per Reus criticando que el gobierno haya creado un banco de «farolillos en pilas para las familias que tienen necesidades energéticas». Incisivo cada vez que tomó la palabra, el cabeza de lista del PP preguntó a Pellicer «¿por qué propone ahora hacer un Reus mejor si ha tenido dos mandatos para hacerlo?» y le recomendó, en relación al enfrentamiento con Rubio por la similitud de algunos de los puntos a sus programas, que «se busque a otros amigos porque, con estos, enemigos no le hacen falta».
La «nueva manera de gobernar» sirvió Andreu Martín para la toma de contacto con la sala Santa Llúcia. El cabeza de lista del PSC dijo que «aunque el alcalde diga que Reus es la mejor ciudad del mundo, no lo es en servicios sociales», reclamó que «es hora que toda la ciudad tenga una cohesión» en materia urbanística y recordó que «hay 160 viviendas sociales y todos se hicieron antes de Pellicer, y se hicieron yendo a deuda». En respuesta a esta afirmación del socialista, Rubio trasladó al debate al fantasma de «el asunto Tecnoparc y el Cas Innova, que se originaron así». En cultura, Martín lamentó «la disolución del consorcio del Fortuny». La necesidad de generar un consejo de cultura obtuvo un reconocimiento unánime entre las formaciones. Martín también fue quien introdujo en el debate lo que pasaba primero fuera y, durante unos minutos, también en el interior de la sala: la concentración de padres de la Escola Isabel Besora que reclaman que se reabra una línea de P3. «El 90% de los grupos escolares que se han encerrado en este mandato han sido en centros públicos», dijo.
Con la misma claridad expresó su modelo de ciudad Llorens, que dijo que «tenemos que huir de la construcción de vivienda porque la solución pasa por dinamizar los pisos vacíos. Tenemos más de 1.000 y hay que recuperar» las multas coercitivas «a los bancos para revertirlas». El alcaldable de la CUP también se refirió a los dos años de empadronamiento que se exigen para acceder a algunas de las ayudas municipales y pidió «eliminarlos» porque representan una «medida que es racista y clasista».
Falta de rodaje de Cs
Quien más llamó la atención, como mínimo del público, fue, sin embargo, Débora García (Cs). La candidata, que lo es desde hacen tan sólo un mes, todavía muy poco bregada en el cara a cara, se limitó a propuestas genéricas y rechazó en alguna ocasión el turno de palabra que le ofrecía Arias. Fue la que menos tiempo consumió y, cuando la inercia del debate la obligó a decir la suya, quiso maquillar las carencias con alguna réplica innecesaria o bien ampliando respuestas anteriores, a menudo leídas. Destacó una sobre cultura, donde dijo que «es fundamental que haya una comunicación cultural entre las diferentes regiones de España y en referencia al patrimonio, que tiene que permitir también que se dé esta vinculación». Sólo interpeló a Llorens, y lo hizo cuando esta definió la propuesta de García como una «cultura de folclore» que «hay que rehuir».
Mònica Balsells (Reus Deportiu), Marcos Massó (FAVR), Jaume Massó (Centre de Lectura), Dolors Blanes (UGT) y Gabriel Domènech (Cluster TIC) formularon preguntas a los alcaldables sobre la futura piscina municipal cubierta, la necesidad de patrullas policiales a pie, el proyecto cultural, la situación de la enseñanza y el impulso a las nuevas tecnologías. Los dos primeros puntos fueron los más polémicos. Domènech calificó la piscina como «la última puñalada a los clubs, que no pasáis por vuestro mejor momento» mientras que Pellicer aseguró que «no será competencia» y Rubio, Llorens y Martín se mostraron a favor del proyecto. Sobre la policía local, todos coincidieron en que faltan medios y en potenciar la mediación. Pellicer dijo que «tenemos 138 policías y necesitamos 170. Tenemos 20 en proceso y convocaremos 20 más».