Comercio
Los marchantes de Reus cierran un verano «nefasto» y reclaman tasas más bajas
El colectivo, que acumula «siete u ocho temporadas de caída», ve margen de mejora en el mix comercial y la promoción del mercado
Los marchantes que despliegan sus paradas en torno al Mercat Central y del Mercat del Carrilet han despedido este 15 de agosto, que es «cuando damos por cerrada la temporada», un verano «nefasto» que se acumula a «muchos años seguidos de bajada» en las ventas. Los comerciantes apuntan que «los turistas ya no compran tanto» y que, por los mercados, «se ve mucha gente paseando pero mucho poca gente con bolsas». Esta que ahora acaba habrá sido «la peor campaña en siete u ocho años», tal como valora Manuel Castillo, tesorero de la Associació de Marxants de la Província de Tarragona y que tiene una parada de calzado en Reus. Para resolver la situación, «nos hace falta lo mismo de siempre: bajar las tasas y aumentar la promoción», detalla Castillo, que asegura que todavía ahora «hay marchantes que lo están dejando estar porque no llegan a pagar» y que el mercado está acusando el hecho de que «hay varias paradas que ofrecen el mismo tipo de productos». La situación negativa es similar a la de otros mercados de la demarcación.
El de Reus «no es el mercado más caro de Tarragona pero sí que es uno de los más caros, y tampoco es ahora donde más se gana». Por eso, aunque Reus Mobilitat i Serveis mantiene tiene tasas a precios más reducidos que una década atrás, «las ventas han caído y mantener precios no es suficiente, necesitamos que bajen y es lo que primero pedimos cuando nos reunimos con la empresa», concluye el tesorero de la Associació de Marxants de la Província de Tarragona.
En el pleno de junio de 2018, la entonces concejala de Proyección de Ciudad, Montserrat Caelles, explicaba que «tenemos precios por debajo de muchas ciudades de Cataluña, incluso por debajo de Tarragona» y que «la sensibilidad con motivo de la crisis se ha visto reflejada año tras año en la bajada de los precios desde 2009».
Traslado del CMQ
Otro de los marchantes, Joan Benítez, que vende ropa del hogar, mantiene que «este ha sido uno de los peores veranos que hemos pasado: poco turismo y una caída de las ventas que en nuestro caso puede estar en torno al 40% con respecto a años anteriores». «A todo eso hay que sumar que aquí, como a todos los mercados, estamos pagando el suelo a precio de oro. A mí, estar me cuesta 1.000 euros cada dos meses», añade, y dice que «mucha gente no puede pagar y es difícil encontrar a alguien que no tenga facturas pendientes». Benítez sostiene que «no se hacen tantas actividades como querríamos y quizás se ha dejado que el mercado se vaya degradando», y precisa que «no se está teniendo en cuenta el mix comercial, cosa que nos arrastra a todos». Estamos en un momento que necesitamos ayuda y necesitamos ideas nuevas, no somos atractivos y la gente joven no viene. La media de edad de los clientes es de 50 para arriba», dice. Como aspectos a mejorar, Benítez apunta que «los paradistas tendrían que ser profesionales, se podría hacer una rotulación conjunta y dar otro aspecto en el mercado y estaría bien que entraran paradas con productos que ahora están teniendo tirada: una de móviles, una de promoción de vehículos, cosas así». El colectivo espera que, de alguna manera, el traslado previsto del CMQ a las instalaciones del antiguo hospital «nos pueda dar aire porque, antes, cuando había aquí el Hospital Sant Joan, la cosa era muy diferente, había circulación de gente y eso, poco o mucho, siempre incrementa las ventas del mercado», concluye Benítez.
Hasta 25 nuevas paradas
El pasado mes de abril, el Mercado de Marchantes inició la progresiva incorporación de 25 nuevas paradas adjudicadas en marzo y que cubrían plazas que, a lo largo de los años, habían quedado vacías. Aunque hay marchantes que aseguran que algunas de las personas a quien se concedieron paradas ya han dejado de acudir al mercado, el punto de vista de los que continúan es muy diferente. Es el caso de Ibrahim Couta, que lleva una parada de marroquinería y se muestra más o menos contento con los resultados de su incorporación en Reus. «No nos podemos quejar porque, si no estamos aquí, estamos en casa, y al menos ganamos alguna cosa», dice, y explica que «el verano, para mí, no ha sido tan malo pero es cierto que las ventas son bajas». «Pasa mucha gente y poca gente compra, sin embargo, sí que es mejor que otros años», detalla, en relación a otras paradas que regenta en municipios de la demarcación, aunque concluye que «las tasas son altas».
La venta de animales
En abril de 2018 entró en vigor la nueva ordenanza de protección, bienestar y convivencia con los animales de compañía y la fauna urbana, que prohibirá la venta de animales en la vía pública. En este sentido, una de las paradas de marchantes que ofrecía animales en torno al Mercat Central ya se ha reconvertido en parada de venta de plantas «después de que, al trasladarnos de lugar, nos dijeran que no podíamos seguir vendiendo animales, aunque la ordenanza nos daba un año para hacer el paso» a plantas o a utensilios relacionados con mascotas, explica Joan Roig, que es propietario. Otros paradistas lamentan la reformulación porque «la parada de animales atraía a muchas personas jóvenes al mercado». Todavía hay otra, sin embargo, que sí que los vende.