Fotógrafa
«Las personas que retraté querían las fotos en blanco y negro, como antes»
Este miércoles se inaugura en Cal Massó de Reus la exposición de fotografías ‘Grandes’, una serie de doce retratos de hombres y mujeres en la vejez
—Quienes son las personas que vemos retratadas en esta exposición?
—Se corresponden a doce retratos que hice los años 2015 y 2018 en una residencia de personas mayores de Sant Carles de la Ràpita. En esta muestra hay hombres y mujeres que están con un buen estado físico y hay que sufren enfermedades graves de la vejez, como demencia o alzhéimer.
—De qué manera las fue a buscar, a todas estas personas?
—En realidad yo no busqué nada. Este trabajo fue una propuesta de la directora de la residencia, que había participado en el proyecto !Somos así! Cuando vio aquellas fotos me propuso ir allí a fotografiar los abuelos y abuelas. Fui dos días, sin cámara, para ver lo que haría, y el primer día salí pensando que no volvería. Quedé muy impresionada. Pero el segundo día participé en una actividad diaria que se llama El taller de la memoria, y entonces los abuelos me empezaron a interrogar sobre quién era y qué hacía allí. Les expliqué que me habían propuesto hacerles retratos, les pregunté qué les parecía y me dijeron que estaban encantados. Así que volví, puse un fondo negro y un sillón, y dije que, quien quisiera, fuera pasando. Y pasaron muchos. Los que no estaban en condiciones para decidir por sí mismos venían acompañados de familiares, y muchos de estos familiares también se quisieron retratar con ellos en esta última etapa de la vida. Además, me hizo mucho gozo porque muchos los abuelos y abuelas se quisieron engalanar. Veías que iban hacia la habitación y salían arreglados.
—Hubo tiempo para conversar?
—Sí, primero nos privábamos un rato hablando. Ellos, de hecho, en esta edad son muy preguntones. Querían saber muchas cosas y tenían mucha inquietud por si las fotos serían en blanco y negro o en color. Estas fotografías las publiqué en blanco y negro en un blog que tengo de fotografía social, inside.socialphotography, y lo hice así porque ellos me lo pidieron, querían las fotos como las de antes.
—En esta exposición, en cambio, las vemos con color. ¿Por qué?
—Por la piel y la mirada. Cuando tenía que decidir entre el blanco y negro y el color, vi que con el color ganaban bastante la piel, las señales de vida, el paso de los años, las manchitas, las arrugas. Manel, por ejemplo, que es un señor que tenía un tumor muy grande en una parte de la cara, era un hombre de campo, había estado toda la vida en los campos de arroz, y con blanco y negro perdía mucho detalle, sobre todo en la piel, en aquellos ardores propios de estar en el soltodo el día.
—Qué visión de la vejez cree que ofrece, su trabajo?
—Hay gente que, cuando ha visto las fotografías, le han parecido muy duras. Pienso que escondemos esta última etapa de la vida, como si fuera una época decadente, pero no lo es. Es una edad de acumulación de toda la experiencia, de todos los sentimientos y de todo lo vivido. Nos tenemos que acostumbrar a acompañar a las personas mayores hasta el último momento y también a hablar de la muerte, porque nos haremos mayores y al final moriremos, eso es una obviedad. ¡Y ojalá nos podamos hacer mayores!
—Gustaron, sus retratos, a las personas retratadas?
—En general sí que les gustaron mucho. Cuando les enseñaron las fotografías allí en la residencia yo no estaba, pero la directora me explicó que los habían encantado, aunque siempre hay alguna abuela presumida que no se acaba de encontrar lo bastante guapa. También han gustado mucho a los familiares. Hay retratos de personas que ya son muertas, y me han dicho que estas fotos les han permitido tener los últimos días de vida en forma de retrato.