En marcha los sistemas sonoros que disuaden a los grupos de estorninos

Los sistemas sonoros disuasorios que Medio Ambiente coloca coincidiendo con los periodos de frío para evitar la presencia masiva de estorninos en la ciudad ya están en marcha, ubicados principalmente en las copas de los plataneros de la plaza de la Llibertat y al tramo del paseo Prim más próximo a la plaza de la Pastoreta. Los equipos repelentes de estos pájaros, que se activan cuando su presencia toma características de plaga, funcionan emitiendo sonidos de socorros de aves registrados de manera natural y gritos de depredadores a los cuales asustan, confunden y desorientan los estorninos para disuadir su ademán, tal como detallan fuentes municipales.

El concejal de Medio Ambiente, Dani Rubio, explica que «los altavoces están programados y, hacia las seis de la tarde, antes de que se haga oscuro que es cuando venden las aves, emiten los sonidos» y que «es una actuación que se hace cada año» después del episodio que, cuatro años atrás y a raíz de diferencias de temperaturas, había generado una acumulación de estas aves a la Llibertat que requirió el uso de cohetes y un águila.

Aplicación cíclica

El tratamiento se viene aplicando de manera cíclica y busca que los grupos de estorninos que bajan a situarse a las zonas objetos de control desistan de esta acción. Por eso, se llevan a cabo una serie de pasos que se centran en el estudio de la localización adecuada de los aparatos disuasorios, la instalación de los mismos equipos y la realización de visitas de control para verificar el correcto funcionamiento y la frecuencia de los sonidos. Las señales acústicas «se encienden de manera gradual cada quince minutos». «Aunque otros años habíamos tenido episodios de suciedad provocada por los estorninos, que son miles de pájaros, este año hasta el momento no se ha dado ninguno», añade Rubio, que precisa que el sistema «evita suciedad y evita malestar a los vecinos». Las visitas de control a los aparatos es hacen «a uno o dos veces a la semana, o si llega alguna incidencia» y las zonas más problemáticas de la ciudad son exactamente las dos donde se ubican emisores de sonidos. Los resultados que se están recogiendo no han hecho necesaria, esta vez, la intervención de ningún ave de rapiña.

Los grandes grupos de estorninos que se forman, tal como concretan desde el Ayuntamiento, «generan cantidades ingentes de excrementos que se acumulan en lugares concretos de sus zonas de influencia» y «los componentes ácidos de estos excrementos tienen efectos corrosivos y degradantes que pueden acabar con la vegetación de la zona y provocar desperfectos a los elementos de piedra y metal». Los estorninos hacen el nido, principalmente, en los complejos arquitectónicos y en los árboles del núcleo urbano. Forman «grupos muy ruidosos e higiénicamente muy molestos y, por eso, se tienen que tomar medidas para asegurar la salud de las personas y la viabilidad y la higiene de la zona».