Las ópticas cierran «por la salud de todos» pero atienden urgencias en el teléfono
Responden a «sanitarios o necesidades vitales de los clientes» aunque no se acogerán al decreto porque, a un metro de distancia, «no podemos ni graduar»
La mayoría de ópticas de Tarragona y de Reus, establecimientos en que el decreto de alarma excluye del cierre obligado que afecta a los minoristas durante la cuarentena, han mantenido bajada la persiana esta semana o lo levantan sólo para atender, de manera puntual, «urgencias y necesidades reales» y para entregar pedidos muy concretos. En los escaparates pueden leerse ahora notas que informan de la decisión de no abrir «para reducir la propagación delCovid-19» y aportan un teléfono de contacto para emergencias. A veces, los números se corresponden con fijos y en el interior de algunos de los locales todavía hay personal que los descuelga. A menudo, sin embargo, se trata de un móvil gestionado por un solo trabajador que resuelve cuestiones sobrevenidas.
En una circular con fecha del 15 de marzo el Colegio Oficial de Ópticos y Optometristas de Catalunya ya apuntaba que «nuestro posicionamiento ha sido siempre el mismo: recomendamos el cierre preventivo de los centros, con servicio sólo para casos de urgencias» ya que «en las ópticas, no se puede garantizar la distancia mínima y se genera un riesgo para todos los implicados» a raíz del coronavirus. Los profesionales que han seguido esta indicación, casi todos si no el 100%, recuerdan que lo hacen «para proteger nuestra salud y, especialmente, también la de la población» y se formulan una pregunta que los tiene preocupados: «Las líneas de ayudas serán sólo para los que han tenido que cerrar por decreto o también para los que, a pesar de poder abrir, hemos acordado por seguridad no hacerlo»?.
Esta semana, el Novalent del arrabal de Santa Anna de Reus está activo sólo de 10 a 13 h. y sirve a través de la reja y con las luces prácticamente apagadas. El establecimiento prevé cerrar a partir de mañana y, como mínimo, hasta el día 30 de marzo. «Si recibimos un aviso para alguna emergencia, se valorará cómo y de qué manera se puede responder o si a la persona se lo tiene que derivar a un hospital o una clínica», explican desde la óptica, dónde apuntan que «en los últimos días hemos estado llamando a clientes para recoger gafas o lentillas que tuvieran pendientes».
«No dejamos a nadie sin ver»
En este tiempo, «no se ha dejado a nadie sin ver ni sin escuchar» pero «lo que no hacemos ya son cosas prescindibles como, por ejemplo, alguien que ya tiene unas gafas y viene a hacer unas nuevas». Además, «sabemos que los equipos oftalmológicos también han estado ya reduciendo las visitas, así que no se genera una gran cantidad de nuevas peticiones». Detener la actividad ordinaria «es una seguridad para nosotros y para los mismos clientes», detallan desde el centro, donde precisan que «nos consta más o menos que todas las ópticas están haciendo así y no pisamos el trabajo de los otros; es un momento de ser solidarios porque esta época hará mucho daño». Llegados al día 30, «miraremos como está yqué hacemos».
Pocas llamadas
«Se trata de hacer cosas que sean siempre muy urgentes: sanitarios que se quedan sin gafas o no tienen lentillas, reparaciones de algunas gafas de seguridad o alguna reparación que tenía pendiente algún cliente que está sin ver, sobre todo las graduaciones altas», explican desde la Óptica Salas, donde dicen que «la gente es muy consciente y son pocas las personas a quienes tenemos que atender». En Reus, «sólo me muevo yo y concentramos todos los viajes en dos días de la semana». Todavía a los inicios del confinamiento, «la cosa está tranquila» aunque será «a partir de la semana que viene, con el paso de los días, quizás hay incidentes propios del día a día, como puede ser que a alguien se le rompan las gafas».
En relación a la continuidad del suministro de productos en las ópticas, desde la Salas detallan que «en principio, estamos recibiendo cristales, pero otras empresas del sector de marcas de gafas ya empiezan a notificar que posiblemente no puedan continuar igual» aunque de momento, el servicio nos está llegando. Las medidas de seguridad para evitar contagios por el coronavirus implican que no podemos ni graduar porque necesitamos estar a menos de un metro del cliente» así como «tampoco ajustar las gafas , ya que se tiene que mirar como quedan detrás de las orejas» o «poner una lentilla en el ojo de nadie». La incertidumbre sobre las líneas de ayuda, «que no sabemos si serán sólo para los establecimientos que tienen que cerrar sí o sí o también para los que lo hacemos por seguridad», genera inquietud a un sector que ha optado para «hacer prevalecer la salud de todos por delante de cualquier otra cosa».