Una reusense que vive en Polonia remarca que la gente se ha autoconfinado

Marina Vilalta es una reusense residente en la ciudad polaca de Gdansk que trabaja telemáticamente y que vive desde la lejanía la crisis del coronavirus a Cataluña. En su país de residencia la pandemia también ha llegado, pero en mucha menos proporción que en otros puntos de Europa. Ayer domingo por la mañana el gobierno polaco anunció que había detectados 547 contagios y seis personas muertas, mientras que en Gdansk, localidad portuaria de más de medio millón de habitantes, había 16 contagios. A pesar de estos datos, nada comparables a las de Italia o España, la mayor parte de los polacos han optado por autoconfinarse.

Vilalta tenía previsto viajar a su casa de Castellvell del Camp, donde reside la familia, hace dos domingos, el 15 de marzo, pero el gobierno de Polonia decidió cerrar las fronteras el día anterior. «Podías salir del país, pero no volver si no eras polaco y la compañía aérea canceló el vuelo en Barcelona». De hecho, Polonia fue el primer país europeo al cerrar sus fronteras, hecho que fue cuestionado por otros estados de la Unión Europea.

Como resultado de las noticias que llegaban de otros países, «sin que nadie dijera nada la gente decidió quedarse en casa», comentó Vilalta. Pasados unos días, permanecen abiertos al público «los supermercados y los servicios esenciales, pero también grandes establecimientos comerciales de marcas muy conocidas por todas partes, aunque la gente no va», dijo Vilalta.

La joven reusense forma parte de la plantilla de una multinacional donde el trabajo telemático es un hecho habitual. Vilalta ya había experimentado este sistema laboral antes de que estallara la crisis producida por la expansión del coronavirus. «Cómo puedo trabajar telemáticamente, me había planteado hacerlo desde Castellvell para estar en casa en momentos tan difíciles, pero tal como están sucediendo las cosas, me alegro de estar en Polonia, aunque pienso mucho en la familia, con quien mantengo un contacto diario». Vilalta recuerda que en el momento que el gobierno polaco tomó la decisión de cerrar la frontera «sólo había dos personas contagiadas a Gdansk», una de las ciudades más importantes del país. Vilalta añadió que «el domingo había mucha gente andando, pero menos de lo que es habitual en el transporte público, que funciona con normalidad». Su padre tenía previsto visitarla en Gdansk el próximo mes de abril, pero el desplazamiento no será posible «por la cancelación de los vuelos». «Su tiempo de hacer sacrificios», dijo a la reusense.