El latido permanente del arte confinado
La exposición ‘Huellas’ de Béatrice Bizot en el Centro de Lectura de Reus queda a la espera del desconfinamiento
El pasado 6 de marzo se inauguró en la Sala Fortuny del Centre de Lectura de Reus la exposición de arte Huellas, una propuesta de la escultora Béatrice Bizot en la cual se explora este concepto desde varias perspectivas. La muestra tenía que estar abierta hasta el 28 de marzo, pero una semana después de abrir puertas quedó cerrada por la crisis sanitaria.
Estoy contenta porque al menos pudimos inaugurar. Ahora, me imagino las piezas confinadas, y pienso en la exposición sola, en el silencio total», explica la artista. Bizot asegura que, gracias a las imágenes que la gente colgó en las redes sociales el día de la inauguración, siente que su exposición «sigue viviendo, aunque no haya nadie allí». Le gusta imaginar las piezas en la Sala Fortuny, un espacio que describe como «un pequeño museo de arte contemporáneo libre, una sala con una presencia muy fuerte, con un paso de gente permanente».
Las Huellas que Bizot ha dejado palpitando en Reus son un recorrido por conceptos como el origen, el bagaje, el rastro, el vacío o el contenido, que el artista desgrana a través de una serie de obras eclécticas que hablan, de su experiencia personal, «pero que también acaban teniendo un valor universal» y que nos invitan a reflexionar sobre los rastros que llevamos cada uno en el cuerpo, en la mente.
Así, por ejemplo, Huellas recorre instantes vitales como la primera huella en el mundo, una huella que, en el caso del artista de origen italiano, está muy ligada al Mediterráneo. La muestra a través de un vídeo-sueño en el cual ella misma y su obra quedan yuxtapuestas sobre las oleadas del mar, cuna de su nacimiento. En la instalación Hecha de mi madera, la artista trabaja con materiales sobreros de su taller, piezas que llevan las huellas de su trabajo y de un espacio que es epicentro de su proceso creativo. El rastro vital por los países donde ha vivido y viajado se puede detectar a Viajando en el paler, una pieza con doble lectura. Por una parte, es representada la misma artista. De la otra, se adivina uno skyline de las ciudades donde ha vivido. Béatrice Bizot también muestra sus huellas relacionales en la instalación Heritage (Patrimonio), en el que define la silueta de su cuerpo con fotografías de personas que lo han acompañado en su recorrido vital. El rastro de la forma se puede contemplar en la pieza Motlles: objeto-huella, que son los rastros de los objetos que ha manipulado a través de los embalajes. Finalmente la instalación central Raíces es una cara serena que se abre y muestra sus raíces a través de las ramas de un árbol, dejando a la vista las propias huellas.
A la espera de confirmar si la exposición se prorrogará una vez se acabe el desconfinamiento, Béatrice Bizot admite que esta situación muy probablemente dejará en ella unas nuevas huellas: «Ya veremos lo que sale. Seguramente muchas cosas, aunque en este momento no sé exactamente el qué y el cómo», concluye.