Diari Més

Estado de alarma

«Los niños tienen que salir y, una vez lo hagan, les tendremos que responder preguntas»

Las familias numerosas celebran la decisión de aliviar el confinamiento de los menores a partir del 27 de abril y reclaman que el sistema se adapte a cada caso

Pere Aluja, delegado de FANOC en el Baix Camp, con su mujer y sus tres hijas.

«Los niños tienen que salir y, una vez lo hagan, les tendremos que responder preguntas»cedida

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«No tiene demasiado sentido autorizar a los adultos a salir, a ir a trabajar y a hacer algunas otras cosas, pero que no puedan llevar a los niños, después de tanto tiempo, a dar un paseo». Lo explica Pere Aluja, delegado de la Asociación de Familias Numerosas de Cataluña (FANOC) al Baix Camp. Después de que el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, anunciara este domingo un «alivio» del confinamiento para los menores a partir del 27 de abril, y a la espera de la manera en que esta decisión acabará materializándose, Aluja valora que «los niños tienen que salir a la calle y se tiene que hacer con todas las medidas de protección y lo que recomienda la sanidad». «Dentro de estas precauciones», sostiene, «tenemos que encontrar el encaje y la manera de hacerlo con total seguridad y entender las condiciones de todas las familias». Una vez a fuera, Aluja es consciente de que «hará falta que los adultos les respondamos muchas preguntas» y expresa que «cuando entraron en casa, todo estaba funcionando con normalidad y ahora se encontrarán con que las cosas ya no son iguales».

La situación puede generar «un impacto» y por eso, antes de salir, «tendremos que hablar y prepararnos todos juntos». En relación a la forma como saque adelante este desconfinamiento infantil, el delegado de FANOC en el Baix Camp valora que «las particularidades de las familias son mil». El gobierno de Cataluña había planteado un sistema de franjas horarias atadas al año de nacimiento de los niños, pero no está cerrado que este modelo sea el que finalmente se apruebe. En cualquier caso, «sería interesante que fuera sencillo para todo el mundo, también para aquellos que tienen más de un hijo y de diferentes edades». Desde FANOC hacen un llamamiento a que «no se utilice, en ningún caso, la picaresca» y que «los adultos demostramos capacidad de organización y orden a la hora de tener especial cuidado del que los niños podrán o no podrán hacer».

En el caso de las familias numerosas, el confinamiento «es similar al de cualquiera» pero «cuando hay muchos hijos acostumbra a haber también una disciplina y unas pautas establecidas para funcionar». A los inicios de la cuarentena, «desde FANOC nos pusimos en contacto con una de las madres de la asociación, que también es pedagógica y que nos dio una docena de consejos para llevar mejor este periodo», detalla Aluja. Entre las recomendaciones había «no pasar todo el día en pijama, mantener unos horarios para las comidas y comer bien, hacer ejercicio, salir a respirar aire en el balcón, proponer actividades creativas y estar informado pero no sobreinformarse». Durante más de un mes de cuarentena, «en casa hemos hecho todo tipo de retos y hemos intentado quedarnos en una actitud positiva y poner humor», precisa el delegado de FANOC, que es padre de tres hijas. Sobre las necesidades de los menores de cara al desconfinamiento, Aluja apunta que «ellos no son tan conscientes de lo que está pasando como nosotros» y «estar cerrados los genera inquietud; sobre todo los pequeños, necesitan ampliar el campo visual y estirar las piernas».

Las ventajas de tener hermanos

Sònia Zapater es madre de familia numerosa. La Valeria, de seis años, Martí, de 4 y Xavier, de un año tienen ganas de salir pero, según Zapater, tampoco lo verbalizan mucho. «Estamos contentos de poder salir pero lo que quieren realmente es poder encontrarse con los amigos en el parque y jugar, cosa que no podrán hacer y acabará siendo como uno quiero y no puedo», lamenta la madre. No obstante, reconoce que es bueno que puedan salir después de tantos días de confinamiento. Zapater explica también que viven en el barrio de Músicos de Tarragona y tienen la suerte de tener Terrassa en casa. Además, defiende que el hecho de ser tres hermanos también hace que se distraigan más cada día. «Las familias que tienen un hijo solo, este se aburre más y lo pasan peor», cruz Zapater.

Otra familia numerosa es la que tiene a Josep Maria Gaya en su casa, en la Riera de Gaià, con la Marina, de 12 años, Aina, de 7 años y el Arán, de un año.«La Marina y Aina son las que tienen ganas de salir, volver a la rutina de antes», asegura Gaya, que reconoce que no será posible. De todos modos, el padre cree que puede ir muy bien para sus hijos poder salir un poco. «Llevan desde el 12 de marzo cerrados en casa y, al menos, tenemos jardín, que si no sería mucho peor», asegura. Gaya dice que aprovecharán la franja horaria de 16 a 18 horas –la Generalitat plantea esta opción– para salir él o la madre con los chiquillos, y aprovecharán para ir a pasear el perro por los caminos de las huertas de la Riera. «Haremos el camino que hacíamos antes del confinamiento con el perro, que ahora sólo lo podemos sacar hasta 300 metros de casa», dice el padre, que añade que «el hecho de vivir en un pueblo también lo hace diferente, ya que no te encuentras con mucha gente».

La hermana de Gaya, Maria Gaya, que también vive en la Riera de Gaià, tiene un hijo, el Carles de 7 años, y explica que el confinamiento es diferente por aquellos pequeños que no tienen hermanos. «En el prinicpi empezó animado y llevaba bien el confinamiento, pero con el tiempo se fue cansando, se aburría de jugar y hacer lo mismo», dice. «Un día incluso se levantó llorando porque quería ir a jugar con los amigos y nos reconoció que si tuviera un hermanito nosotros estaríamos más tranquilos porque jugaría con él», explica Gaya, que añade, finalmente, que «se ha vuelto más dependiente de nosotros, sobre todo de mí, ya que su padre va a trabajar cada día».

Josep Maria Gaya y sus hijos plantando tomates en el jardín.

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La Valeria, Martí y el Xavier jugando a la terraza.

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