Estado de alarma
La Iglesia de Sant Joan cede su columbario hasta que haya funerales
La parroquia de Reus ha abierto el espacio gratis para «guardar las cenizas y no tenerlas esperando en casa»
La parroquia de Sant Joan de Reus pone su columbario, de manera gratuita, a disposición de las personas que hayan perdido un ser querido y lo hayan incinerado pero no puedan celebrar ahora, por las restricciones propias de la Covid-19, un funeral como querrían. El responsable de la parroquia, mosén Pere Dalmau, explica que «cedemos el columbario los meses necesarios en este periodo, gratis, porque en vez de tener la urna en casa o esperando la ceremonia, la podemos guardar y custodiar aquí hasta que los familiares la quieran tomar con normalidad». Cuando pase la pandemia, «cada uno puede llevarse las cenizas y despedirse en condiciones normales».
El columbario, que se inauguró en el 2011 y se ubica bajo la capilla del Santíssim, «tiene capacidad para cerca de un millar de urnas» y «no hay peligro de que se llene». Para acceder a este servicio hay que ponerse en contacto con la iglesia, a través del número 609 609 030. Dalmau precisa que «hay personas que tienen la urna del difunto en casa y quizás no es la situación, ni psicológica ni teológicamente, más prudente». «Los difuntos tienen que estar en un lugar sagrado o digno y, en casa, en el momento en que nos encontramos, se puede crear un sentimiento complicado, una espera para desprenderse que no tiene una fecha concreta,» añade, y dice que «puede no ser su a ningún nivel». El uso del columbario permitiría «dar una alternativa a aquellas personas que, ahora, queman al difunto y no tienen opciones para saber qué tienen que hacer». Dalmau apunta que «al momento de la muerte, todos necesitamos hacer un gesto que exprese el luto, un signo, un despido, una plegaria o lo que cada uno necesite para resolver este luto.» «Necesitamos acompañar la pérdida con este momento y el columbario es un lugar digno donde quien quiera puede realizar este momento, antes de que se puedan hacer de nueve funerales como antes», precisa.
«Se dan situaciones tristes»
El contexto que ha dibujado la Covid-19, «a nivel espiritual, mental y humano tiene que tener una respuesta sana y con más calidad que hacer un entierro sin prácticamente nadie». Dalmau ha presenciado, en los últimos días, algunos de estos sepelios y ve que «se dan situaciones muy tristes». Por ejemplo, «que muera un hermano de una familia donde están siete u ocho pero sólo tres se pueden despedir, genera un momento duro e incómodo para ellos mismos. De ninguna manera esta es una situación deseable». Durante el estado de alarma, «hemos pasado nota en el tanatorio y, a Misericordia, tenemos un recuerdo para los difuntos». «Cuando uno no se despide», dice Dalmau, «queda siempre pendiente de acabar de resolver un problema» y, a través del columbario, se puede ofrecer un espacio y un tiempo hasta que «se pueda plantear un despido de calidad».