Estado de Alarma
Las iglesias vuelven a hacer misas pero sin la paz y comulgando en las manos
Hasta 169 parroquias reabren con geles y mascarillas para «afrontar el compromiso de acompañar la herida interior de la sociedad»
Con el aforo a un tercio de la capacidad del templo, señales en los bancos para mantener la distancia entre feligreses, la comunión en las manos, la prohibición de besar las imágenes y prescindiendo del gesto de la paz, un total de 169 parroquias de las 200 con que cuenta la diócesis de Tarragona volvieron a ofrecer ayer misas a puerta abierta. Las iglesias recuperan la celebración de la eucaristía en un momento en que, tal como explica el prior de la Prioral de Reus, mosén Joan Antoni Cedó, «afrontamos el gran compromiso de acompañar la herida interior que las familias y el conjunto de la sociedad ha sufrido» por la incidencia de la Covid-19. La entrada en la fase 1 de la desescalada permite realizar de nuevo la ceremonia de la eucaristía en presencia de fieles, pero con muchas restricciones y el propósito que «la gente que está en la iglesia quiere hacerlo bien». Las 31 parroquias que no han cambiado de fase pertenecen a otras demarcaciones o bien se encuentran incluidas dentro de otras regiones sanitarias.
Por eso, y concretando la disposición episcopal del arzobispo de Tarragona mosén Joan Planellas, en la entrada de las iglesias había instalados ayer dispensadores de gel hidroalcohòlic. En las recomendaciones distribuidas estos días para preparar la recuperación de las misas ya se indicaba que «hace falta que todo el mundo venga con su mascarilla y haga uso durante toda la celebración» y que «es muy recomendable que todo el mundo pudiera llevar de casa una botellita con gel higienizante». La limpieza de manos se recomienda «en la entrada y la salida» del templo pero también «antes y después de la comunión» que se mujer en las manos y no en la boca. El prior Cedó explica que «es importante tomarla con todas las precauciones y muchísima limpieza pero sin guantes porque así, como mínimo, se conserva el punto de intimidad». De hecho, los mosenes tienen indicaciones de lavarse las manos «antes de la consagración, antes de la fracción del pan y de repartir la comunión, y después de haberla repartido».
‘Acomodador’ para encontrar el banco
Para la acción de comulgar, en algunas iglesias se han trazado líneas al suelo que garantizan el metro y medio, bastante similares a los indicativos que se han colocado en los bancos y que aseguran la distancia social. Al frente de la Iglesia de Sant Joan de Reus, mosén Pere Dalmau explica que «hemos tenido una persona que ayudaba los que entraban a ocupar sus sitios con total seguridad» y que «la gente ha entendido que es un momento en que hay que tomar estas medidas que, por otra parte, son sencillas». Una cincuentena de personas participaron ayer en la primera misa en Sant Joan mientras que en la Prioral de Sant Pere, que tiene el aforo limitado a 71 feligreses –unos 100 si venden personas que convivan en el mismo hogar y que, por lo tanto, se pueden sentar más cerca unas de las otras–, fueron cerca de 30. La comunión no se da en la boca «para evitar la posibilidad de contacto entre el dedo de quién la reparte y la saliva de quién la toma» y «por caridad y por el bien de todo el mundo».
Ni cantorales ni besos en imágenes
En las iglesias «no se puede tocar nada con las manos, ni coger hojas ni cantorales ni besar las imágenes» y, por eso, «las puertas permanecen abiertas a fin de que nadie las tenga que empujar ni entre en contacto con las cerraduras». A raíz del mismo motivo, el gesto de la paz se ha eliminado hasta que pase la pandemia. Si alguien pide la confesión, «se le presta en una sala habilitada y donde se pueda mantener la distancia», añade el prior. A su vez, mosén Dalmau explica que «nos han indicado que vamos más rápido». Los fieles de Tarragona continúan dispensados del precepto dominical
El uso de internet y de herramientas como Youtube que, desde el decreto de alarma, suplían la suspensión de las misas «se detiene ahora que ya podemos volver a hacerlo físicamente» sin embargo «es una cuestión que ha venido para quedarse y estudiaremos cómo nos puede servir para otros temas», añade mosén Joan Antoni Cedó. Precisamente Youtube ha servido también para «seguir ofreciendo a los niños la catequesis» a pesar del aplazamiento de las comuniones. De bodas y bautizos «todavía es pronto para empezar a hablar», valora al prior de Reus, que dice que «son celebraciones familiares y, si se quieren hacer ahora, habría que separar el acto religioso de la fiesta porque no se puede juntar gente».