Parte de la muralla liberal del siglo XIX se preservará y quedará a la vista

Al menos parte de la muralla liberal que salió a la luz hace dos años con el derribo de la fábrica de jabones Magrané, en la calle del Roser, «quedará a la vista» y se intervendrá para que «quién pase por el lado pueda saber qué era y qué significaba», tal como explica la concejala de Urbanismo, Marina Berasategui, aDiari Més. El tramo de muralla del siglo XIX fue descubierto en 2018 durante los movimientos por la construcción de pisos al Forn del Soto y su futuro se ha vuelto a poner encima de la mesa coincidiendo con la aprobación, en el pleno, de un estudio de detalle que desplaza unos metros los futuros bloques.

Berasategui apunta que este estudio «reorganiza los volúmenes de una manera ligeramente diferente para permitir que el tramo de muralla se pueda ver» y dice que «la actuación está por definir pero sí que se ha establecido que sería bueno conservarlo». «Nos apartamos para salvar así la máxima parto», detalla, y expresa que «Cultura ya estableció que el desarrollo de la zona tenía que garantizar no trinchar la muralla» y que se trabajará con «sensibilidad patrimonial».

El único tramo de esta longitud

Sobre el valor que el Ayuntamiento da a este hallazgo, la concejala subraya que es «el suficiente como para querer recordarla, como un vestigio» y explica que una de las opciones que podrían acabar saliendo adelante es la de articular un proyecto homólogo a lo que se hizo en el Pallol con la muralla medieval.

Jaume Massó, arqueólogo del InstitutMunicipal Reus Cultura, detectó y comunicó la localización de unos metros de muralla liberal en torno a la calle del Roser en el 2018, cuando revisaba restos del huerto del Magrané. Explica que «en la muralla ochocentista se ve claramente andamio con piedra y argamasa y con las aspilleras visibles, a ambos lados de la más moderna da acceso a la antigua fábrica de jabones» y que «si quitamos la parte superior y los trozos de paredes perpendiculares, que se hicieron con ladrillos y añadieron cuando se construyó la fábrica, y rebajáramos la tierra acumulada, tendríamos la visión de la muralla que podrían tener unos carlistas que se aproximaran viniendo desde la carretera de Montblanc». Se trata de «el único tramo visible y con cierta longitud» de la muralla liberal, que en su momento rodeó la población y que se había empezado a construir «a partir de un acuerdo de una comisión municipal del 30 de mayo de 1837». Posiblemente tuvo un cementerio. Esta es, en concreto, una parte ligada al barrio del Roser, donde|dónde está la calle de la Muralla.

«Reus era la ciudad con más población de la demarcación en aquella época –la segunda de Cataluña, después de Barcelona- y era claramente liberal. Por lo tanto, había que protegerla de los posibles ataques de partidas armadas carlistas», añade Massó, que recuerda que «también se fortificó la ermita de Santa Anna, a Castellvell del Camp, una ermita y un pueblo que entonces formaban parte del término municipal reusense».