El confinamiento aumenta el consumo de hachís, somníferos y tranquilizantes

El periodo de confinamiento ha representado en los hogares reusenses «un incremento del consumo de fruta, la disminución de las comidas preparadas y un aumento de la repostería y la bollería hecha en las propias casas». En referencia a los estados de ánimo vividos a lo largo de la cuarentena, «no destacan demasiado los extremos» pero «preocupa el porcentaje de personas que expresan que han estado enfadadas, tristes o airadas» aunque «también hay una cantidad importante que se sentían optimistas», tal como ha explicado este lunes al concejal de Salut de Reus, Òscar Subirats, en una comparecencia telemática. El concejal ha detallado también que, en el tiempo de más restricciones vinculadas al estado de alarma, «el consumo de infusiones relajantes se incrementó un 24%, el de somníferos creció un 15% y el de tranquilizantes, un 20%». Y ha añadido que el alcohol, el tabaco y el hachís, igualmente, aumentaron.

En relación a este último aspecto, Subirats ha valorado que «tanto si se trata de nuevos consumidores como si ya lo eran, sigue siendo un dato destacable y que pone sobre la mesa justamente cuál es el estrés que ha vivido la población individualmente y como se han utilizado estas sustancias para intentar reducirlo». El consumo de tabaco creció igualmente un 22%.

Los datos son resultado de un estudio impulsado por el Ayuntamiento para ver la manera como la ciudadanía ha vivido la Covid-19 y a través de la cual se han hecho consultas a «300 personas» mediante uno «formulario online donde se preguntaba sobre salud y perspectivas sociales y económicas». El universo es «una población de unos 30 años y residente en Reus». Una siguiente oleada pondrá blanco sobre negro percepciones del proceso de desescalada. El objetivo de la concejalía con este análisis era «evaluar correctamente las necesidades que se presentarán después de un periodo de alerta y confinamiento que afectarán de una manera u otra a la salud de la ciudadanía».

Otras cuestiones que se han puesto de manifiesto a raíz delestudio son que «la preocupación por la salud se ha ido reduciendo y ha ido aumentado la preocupación por la economía» y que «también existe preocupación por el estado físico y anímico de los familiares que son población de riesgo». En la mayoría de los hogares, «el número de personas que aportan ingresos, que son dos, no ha variado» pero eso sí que se ha dado «en el 23% de los casos». Y «un 45% de los encuestados han visto disminuidos sus ingresos», tal como ha explicado Subirats.

Buena respuesta a la desescalada

Con respecto a los gastos, «en el 53% de los casos se han mantenido en el nivel mientras que un 31% dice que las ha disminuido en ocio, combustible y restauración». «Se percibe que en un futuro habrá dificultado para asumir los gastos habituales y que la situación afectará a previsiones como la compra de coches o de viviendas, viajes o proyectos de vida como bodas», ha añadido al concejal, que decía que en este ámbito «se produce un aplazamiento de las decisiones». Con la desescalada, «se ha pasado de salir unos 2,4 días a la semana a 2,9».

Con esta información en la mano, Subirats ha planteado que «es una necesidad trabajar para vencer el miedo y la inseguridad de la ciudadanía a través de la formación y la educación» y «tomar las decisiones con conocimiento». «También es importante incrementar las acciones de prevención de la salud y se tienen que desarrollar políticas enfocadas a proteger la ciudadanía más vulnerable». Sobre la actitud del vecindario y de los negocios en la desescalada, el concejal de Salut apuntaba que «a niveles generales, lo estamos haciendo bien y tendríamos que perder este miedo que nos paraliza y seguir con las prevenciones, empezar a recuperar la vida el más normalizada posible».