Comercio
¿«Qué habrían hecho los vecinos de los alrededores si nosotros ya no estuviéramos»?
Los paradistas del Carrilet apuntan a su rol esencial y reclaman no cerrar, avalados por 8.000 firmas
El Mercat del Carrilet entrará en cuenta atrás, en pocos días, con respecto a la fecha que el gobierno de Reus marcó para el cierre definitivo del equipamiento, programado a finales de junio del 2021. La crisis de la Covid-19 ha dado estos días, sin embargo, un nuevo argumento al colectivo de los paradistas que trabajan a los 15 negocios todavía activos y que, desde que conocieron la decisión de hacer desaparecer su lugar de trabajo, no han descansado para mantener levantada la persiana del Carrilet. Después de dos meses proveyendo alimentos y haciendo entregas a domicilio en la emergencia sanitaria, la portavoz de los vendedores, Maria Jesús Querol, se pregunta «qué habrían hecho los vecinos si ya no hubiéramos estado nosotros» y valora que el papel que el Mercat ha jugado en el contexto del coronavirus «es una de las cosas que el Ayuntamiento tiene que tener en cuenta para no cerrarnos».
Enclavado a una zona de la ciudad donde no abundan los comercios de producto fresco, y en un momento en que algunas cadenas de supermercadosvieron desbordados sus sistemas de reparto y registraron lineales vacíos, «los que nos hemos quedado tras los mostradores, también hemos estado en la primera línea» y «hemos seguido suministrando los alimentos, los hemos llevado a casa de los clientes si no podían venir, y hemos cuidado de las personas».
«Nuestra labor ha sido esencial para el vecindario», sostiene Querol. La portavoz recuerda que «parte de las personas que compran aquí son de edad adelantada» y que las limitaciones de movilidad «no habrían permitido a mucha gente desplazarse hasta el Mercat Central», donde el Ayuntamiento ofrece a los paradistas reubicarse.
La Covid-19 ha puesto en valor la dimensión más social del Mercat del Carrilet, donde «hay que son como de la familia» y ha servido, también, para acercarse a «clientes que antes no teníamos y que ahora nos han conocido y se han quedado» o «personas mayores que no encontraba ningún establecimiento que le llevara los alimentos a casa y que han empezado a comprar aquí porque nosotros hemos hecho este esfuerzo».
El servicio en muchos barrios de Reus
La entrada de nuevos compradores, que da alas a los paradistas y los carga con otra razón en su reivindicación ante el gobierno, ha compensado la inversión en sistemas de seguridad contra la propagación del virus, que «la hicimos para garantizar al 100% que se pudiera venir sin problemas pero no ha sido una cantidad excesiva».
«La gente ha respondido», precisa Querol, que recuerda que los paradistas pusieron a disposición «nuestros teléfonos y direcciones de correo electrónico para recibir pedidos de quien necesitara que le hiciéramos llegar hasta la puerta». El Carrilet abastece «una gran cantidad de zonas de la ciudad» entre las cuales hay «Sant Josep Obrer, el entorno del Tanatorio, el entorno de la Policía Local, Mas Iglesias, Montserrat, Juroca, Fortuny, Mas Vilanova... y «hemos sido un servicio esencial».
Antes del estallido de la pandemia, los paradistas habían puesto en marcha una campaña de recogida de firmas que, bajo el lema Salvem el Carrilet, acumula ya cerca de 8.000 y «cuando todo eso pase, las llevaremos al Ayuntamiento para hacer constar el apoyo a la petición que no cerramos». En este tiempo, «las conversaciones han estado paradas» pero «seguimos adelante».
Además de eso, la semana pasada, y «teniendo en cuenta la situación en que nos encontramos y que no se pueden hacer grandes encuentros de personas», el colectivo ha empezado a comercializar camisetas con el mismo lema. «Las vendemos a precio de coste, sin ningún beneficio y, si cuando pueda salir a la calle, la gente las lleva, eso ya nos dará visibilidad», precisa la portavoz. Los responsables de los negocios quieren seguir en el Carrilet más allá del 2021 y «no nos ponemos en la forma, lo que queremos es quedarnos».