Diari Més

Nuevas Medidas

Los bares y restaurantes de Reus pierden a un 50% de clientes por el miedo al rebrote

Desde el jueves, la actividad ha caído a los establecimientos del núcleo, que optan por cerrar mediodías o noches y auguran un agosto «desastroso»

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«En julio nos había ido mejor, parecía que remontábamos y, ahora, desde que el jueves empezó a circular que Reus estaba mal y que subía el riesgo de rebrote, ya no hemos vuelto a hacer nada». Es el sentimiento compartido por una buena parte de los bares y restaurantes del núcleo, que lamentan que «el miedo» por el aumento de contagios de covid-19 en la ciudad hizo «caer un 50 o más de un 50%» el volumen de clientela a partir de mediados de la semana pasada, antes incluso que el Departamento de Salud y el Ayuntamiento –que han pedido no salir de casa si no es necesario– aplicaran nuevas limitaciones de aforo y de usos en los establecimientos.

En Mercadal, tanto desde el Déu N'hi Do! como desde Casa Coder explican que la nueva separación de dos metros y la reducción del aforo a la mitad y el máximo de 10 personas por grupo los ha hecho perder «una decena de mesas» de la terraza. «No supone un problema porque la gente ha dejado de venir», apuntan. Las sillas se apilan en un rincón a la espera de que pasen los 15 días de restricciones adicionales en que se prevé que el riesgo de rebrote baje, y mientras Salud lleva a cabo el cribado en tres barrios de la ciudad. «Mejor estar dos semanas como podamos que no que todo empeore y entonces volvamos a confinarnos», explican desde el Déu N'hi Do!, que hace dos meses que ha dejado de abrir al mediodía. Su propietario, Rodrigo Garibotti, aclara que «la caída del 50% tiene que contabilizarse sobre el poco que ya trabajábamos: diría que, hoy, tenemos, con suerte, el 25% del trabajo que había antes de que entrara la pandemia». En Casa Coder concretan que «el sábado no hubo nada, tuvimos cuatro mesas a comer y seis por la noche, la gente tiene miedo y no viene» y avisan de que «eso hundirá restaurantes que querían seguir y que no podrán y, al final, todos nos lo plantearemos».

Pagar para ampliar las terrazas

Garibotti valora que «si hemos llegado aquí es porque las cosas no se han hecho bien, en nuestro ámbito pero también en muchos otros, y ha faltado control. Decir que el problema está en los bares hace que la gente no vaya». Y admite que la falta de ingresos por el estado de alarma había llevado ahora algunos locales a poner unas mesas más o a no respetar la distancia pero subraya que en eso ha influido que «no tenemos ayudas» y que la gente tiene que comer. Aparte, «el Ayuntamiento está cobrando por ampliaciones de las terrazas». El sector alerta de que, en estos 15 días, habrá empleados que devolverán a l'ERTO y negocios que reducirán los horarios de actividad. A pesar de constatar el aumento de la presencia policial, «tenemos que hacer de vigilantes, por ejemplo, para asegurarnos que los clientes no fumen». Consumir en la barra ya no está permitido.

En el Farggi «ya teníamos mucha separación y sólo hemos tenido que sacar una o dos mesas», explica el gerente Alexis Mor. Una reunión, el viernes, con la Urbana les ha servido como guía ante las nuevas indicaciones de Salud. Mor explica que en agosto, el mes más fuerte del año, se prevé «desastroso» en clave económica. «Estamos preocupados, sobre todo, por como irán los próximos días», apunta, y adelanta que «nos servirán para analizar si hacemos cambios, como cerrar al mediodía». En las Pescaderies Velles, desde l'Abrasa'm, detallan que «todo ha bajado mucho desde la semana pasada» y «porlas noches ya no viene nadie a cenar, y por eso seguramente no abriremos». En cambio, en el Café Flaqué de Llovera aseguran que «por la mañana todavía aguantamos, a pesar de que sí que se ha notado a las tardes».

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