Urbanismo
Crece el conflicto por la ocupación ilegal de naves de la calle Prous i Vila de Reus
Incendios, ruidos y amenazas agotan a la paciencia de vecinos y comerciantes, que piden demoler la isla y convertirla en aparcamiento
El conflicto por la ocupación ilegal de las naves abandonadas entre la calle de Josep M. Prous i Vila y la avenida de Pere el Cerimoniós, lejos de encontrar solución, parece acentuarse. Las construcciones, que habían acogido anteriormente talleres y negocios vinculados a los automóviles, han pasado desde hace un tiempo a albergar personas que hacen vida. En octubre del 2019, justo hace un año, vecinos y comerciantes denunciaban que la situación había tocado techo, con multitud de puertas reventadas y «toda la isla llena» de ocupas. Ahora, lamentan que «seguramente hay algunos menos, aunque la rotación no hace fácil saberlo, pero los que hay son más problemáticos», y piden al Ayuntamiento que intervenga para tirar al suelo las naves industriales y convertir el solar en un aparcamiento disuasivo o un espacio verde.
Uno de los recientes episodios que ha puesto en alerta el vecindario de la zona es «un incendio que tuvo lugar a finales de verano en una de las naves». En el acceso a dos de ellas se puede apreciar precinto de la Guardia Urbana, y al 34 de Bastantes y Villa –donde el precinto está descolgado y las puertas permanecen abiertas de par en par– quedan restos de basura calcinados. Desde la misma acera, se puede ver el interior de las naves, algunas de las cuales han sido conectadas a través de agujeros en las paredes y donde se acumulan muebles, chatarra y envoltorios de alimentos y latas. Hay vecinos que temen que pueda darse, en algún momento, otro fuego y que este lleve peores consecuencias. Otros lamentan los ruidos que salen de las naves, donde se siente música.
«Da mala imagen de la zona»
A plena luz del día se deja ver el tráfico de personas que entran y salen de los antiguos talleres de coches. A veces, empujan carros que van cargados de chatarra. Para pasar, tocan en una madera clavada en la entrada y alguien, desde dentro, retira los candados y los recibe. Si se marchan un rato y dejan solas las naves, colocan de nuevo en su sitio los candados que las mantienen cerradas. Algunos disponen de patinetes eléctricos y los utilizan para moverse.
Desde su negocio próximo en las naves ilegalmente ocupadas, el mecánico Joan Carrion explica que «finalmente he tenido que poner en las puertas a unos avisadores que suenan cuando alguien entra porque trabajo solo y, a veces, me pasaba que estaba haciendo una reparación de un vehículo y de golpe me daba cuenta de que alguno se me había colado para tomarme chatarra o herramientas». Carrion explica que ha recibido amenazas de individuos para no acceder a entregarlos el material restante de las revisiones en los coches cuando se lo han exigido y lamenta que el problema con los ocupas viene de lejos sin embargo «pienso que hay menos ahora y que son más conflictivos, aunque van y venden y cambian a menudo». En las naves industriales de Bastantes y Villa y de Pere el Cerimoniós «se mueve droga», dice el mecánico, y mantiene que las ocupaciones ilegales están afectando también viviendas de los alrededores.
Todo «genera mala imagen a la zona, que es céntrica y que podría estar muy bien» y, por eso, «lo que queremos los que estamos aquí es que el Ayuntamiento derribe ya de una vez las naves y haga un aparcamiento disuasivo que acabe con eso y que ofrezca servicio tanto a los vecinos como a los negocios». «Depende de la hora que salgo de trabajar, tengo miedo», expresa, y asegura que la situación es incluso peligrosa para los ocupas porque «las naves se encuentran en muy mal estado».