Estudiantes del INS de Horticultura de Reus aprenden cultivando 6.500 ponsetias

Un centenar de alumnos del Instituto de Horticultura se hacen cargo del cultivo de cerca de 6.500 ponsetias, plantas de Navidad, que en pocas semanas empezarán a ser comercializadas a través de los diferentes canales del centro, entre escuelas o floristerías. Los estudiantes «llevan todo el proceso, desde la selección de variedades hasta el control productivo; es el aprendizaje en base a un proyecto» tal como concreta al profesor Josep Maria Pemán, que destaca que «así pueden aprender, aplicar lo que han aprendido, probar y descubrir cosas nuevas. Se trata de una oportunidad que es única en Cataluña». El hecho de que el producto final de este trabajo acabe yendo al mercado «es importante porque nos obliga a tomárnoslo muy seriamente» y «ellos se sienten orgullosos».

En julio es cuando las ponsetias empiezan a plantarse. Blai Sánchez, técnico de campo, apunta que «compramos las plantas pequeñas, arraigadas, y las plantamos juntas, con las torretas a tocar, para regarlas y porque tiramos depredadores, insectos que se comen otros insectos y que circulan por las hojas». Ya hace algunos años que el Instituto de Horticultura apuesta por la aplicación de estos sistemas y, tal como precisa el profesor Lluís Recasens, el centro «está muy adelantado en temas ecológicos y medioambientales». En el caso concreto de las plantas de Navidad, donde «la mosca blanca es el principal problema que hay», Pemán detalla que «el mercado de fitosanitarios cada vez es más limitado y tenemos que buscar nuevas tecnologías», y dice que «una de las que hay es el control biológico, que consiste en que insectos controlen la plaga que tenemos.» Por eso, «utilizamos insectos depredadores, que son arañas; y otros que son parasitoides, avispas», y así «la planta queda más limpia de residuos».

Diferentes variedades

De las 6.500 ponsetias que ahora hay en el Instituto de Horticultura, «el 80% las hacemos de dos variedades, que son las clásicas: premium y euroglory». En el centro también hay un muestreo «de una decena de variedades de tres genéticas diferentes». Las que finalmente se cultivan «las escogemos en un proceso de tres años: el primer año probamos 100 plantas, el segundo probamos 500 y el tercero, 1.000. Si, durante tres años, vemos que funcionan correctamente, pueden entrar en nuestro ámbito productivo», detalla Pemán. Todo es un reto para los estudiantes del Ciclo de Grado Medio de Jardinería y el Ciclo de Grado Superior de Paisajismo, que encuentran aquí un «elemento innovador y motivador de aprendizaje».