Comercio
Sólo una decena de obradores de Reus siguen elaborando el pan tradicional
El Gremi de Forners de Reus denuncia que el auge del congelado debilita el sector y pide «más control en venta» del producto
En Reus, hoy, sólo se mantienen activos «una decena de obradores que hagan pan cada día». El volumen de hornos tradicionales «ha caído en picado» en los últimos años, tal como explica el presidente del Gremi de Forners de Reus y Comarca, Ramon de la Fuente, arrastrado por la incorporación de la venta de pan en establecimientos de otros tipos, una cuestión que representa «prácticamente una competencia desleal». «En la última década, y teniendo en cuenta que ya había pocos, han cerrado en la ciudad unos cinco obradores», añade De la Fuente, que reclama que «el pan no se pueda ofrecer en cualquier sitio» y reivindica «las cualidades saludables de nuestro pan» y «toda la serie de controles estrictos que este sí que tiene que pasar». Como muchos otros, la pandemia de la covid también ha dado otra dimensión en el sector de los hornos, que «no hemos cerrado ni un solo día».
El gremio ha mantenido esta semana una reunión con el Ayuntamiento «para mirar como podríamos dar valor a los que todavía quedamos» y «pedir que se controle la venta de pan». «Lo ideal sería que sólo se vendiera en los obradores», detalla De la Fuente, que lamenta que «primero fueron sólo las gasolineras y, después, el pan congelado se ha empezado a encontrar en cualquier sitio y en cualquier momento, de las seis de la madrugada a las doce de la noche, sin necesitar una licencia específica por el pan ni pagar por esta actividad concreta, y presentándolo como producto gancho». «Es pan que casi no se le puede llamar pan», añade el presidente del Gremi de Forners de Reus, que dice que «la gente lo coge por comodidad, porque pasa por allí».
En todo hay que sumar que el consumo de este producto «ha bajado muchísimo porque ya se ha perdido aquello de ir a comprarlo por la mañana y por un cambio de hábitos de alimentación». De la Fuente recuerda, en este sentido, que «el pan es proteína y es natural, no engorda como algunos piensan; lo que engorda es lo que ponemos dentro». Con todo, la dinámica negativa lo ha alterado puntualmente, también el virus: «Cuando ha habido confinamientos, o bien cuando los bares se han detenido, hemos llegado a notar un incremento de las ventas de pan de hasta un 40%», ya que «como se tiene que quedar en casa, la gente compra diferentes tipos, de vidrio, de campesino, para hacer tostadas o algo diferentes». Por el contrario, sin embargo, «sin las celebraciones, el resto del negocio nos ha caído completamente».
«No podemos competir»
Para elaborar el producto, «en nuestro caso, empezamos a trabajar a las dos de la madrugada y el pan sale a partir de las siete de la mañana». «Eso quiere decir que hemos estado cinco horas para fabricarlo, reponerlo, hornearlo, precisa De la Fuente, al frente del FornHuguet. «El pan que hay a otros negocios que no son los obradores», sostiene, «a fin de que aguante, ha tenido al menos dos congelaciones, no se hace con harina de la más alta calidad sino de la más barata, va a una línea de trabajo que puede producir 3.000 o 5.000 barras en una hora y, después, la tienda lo calienta en uno baguetero y lo vende». «Nosotros utilizamos masa madre, harina de kilómetro cero, seguimos todo un proceso, tenemos un personal y con eso no podemos competir». El Gremi de Forners de Reus y Comarca, que este 2020 ha hecho 110 años, tiene 21 asociados entre Reus (hornos Caelles, Huguet, Bo, Vell Anglès, Cabré, Vicenç, Mariné, Sistaré, Mario), Cambrils (Cabré), Pratdip (Escrivà), Porrera (Grau), Vilanova d'Escornalbou (Porta), Botarell (Revull), Almoster (Vilarrubí), Castellvell (Racionero), Les Borges del Camp (La Carretera), Riudoms (Forners de Riudoms) y Miami (Diesco). Un objetivo de la junta es «crecer y sumar panaderos jóvenes».