Las cámaras de Horts de Simó, Muralla y Ample de Reus entran en funcionamiento

Las nuevas cámaras de la plaza de la Sardana ya han entrado en funcionamiento, tal como detallan fuentes municipales. En concreto, y según las mismas fuentes, se ha puesto en marcha el total del paquete correspondiente a esta fase del plan de videovigilancia de la ciudad, que comprende cuatro zonas repartidas en los barrios Horts de Simó (el eje de la calle de la Sardana y la plaza del Comte de Reus), Muralla (la plaza Teresa Miquel i Pàmies) y Ample (calle Pròsper de Bofarull). Los dispositivos se habían instalado en agosto y desde hace pocas semanas el Ayuntamiento había desplegado la señalización que especifica la normativa de regulación de la videovigilancia.

La medida era muy reclamada por el vecindario de algunos de estos puntos. Así, desde la Asociación de Vecinos de Horts de Simó, el presidente Gustau Duran explica que «estamos muy contentos con que haya las cámaras» y dice que «las pedíamos desde hacía tiempo». En relación a los efectos positivos que esta activación de la videovigilancia pueda producir, Duran precisa que seguramente «todo ayuda a reducir el incivismo y a que la cosa vaya mejor». «Es evidente que las cámaras son necesarias y desde la asociación estaremos pendientes de la evolución que tendrán», concluye al presidente vecinal.

Una reclamación vecinal

La plaza de la Sardana y su entorno habían concentrado, coincidiendo con la desescalada del estado de alarma por la covid-19, quejas de una parte de los habitantes de la zona, que denunciaban peleas e incivismo, especialmente en horario de descanso, identificados como la Plataforma Salvem la Sardana. La situación, con todo, «se fue calmando de manera progresiva después de aquellos primeros momentos» del desconfinamiento por la pandemia. Los trabajos por la colocación de las cámaras de videovigilancia los había adjudicado el Ayuntamiento, al mes de junio y a través de una licitación, a la empresa IRD Telecomunicaciones por un importe de cerca de unos 25.000 euros.

Tal como estaban previstas, las cámaras tienen que funcionar sin hilos y enlazar con la torre de telecomunicaciones de la comisaría de la Guardia Urbana. Grabarán imágenes de forma local por un periodo corto; pero la grabación y almacenaje a largo plazo –las 24 horas y hasta un máximo de 30 días, y sin audio– así como la visualización en la sala de control, se realizará a través del software del Ayuntamiento por la gestión de cámaras IP en la calle. También se incorporará una unidad móvil de videovigilancia, la primera, que consistirá en una «cámara de videovigilancia IP solar autónoma para instalarla en diferentes zonas según las necesidades y sin tener una conexión eléctrica». La distancia máxima que tiene que cubrir cada una de las cámaras es de 100 metros, a excepción de la unidad móvil que tendrá que ser de al menos 10 metros.

Elaborado de manera conjunta por la Guardia Urbana y del Servicio de Tecnologías de la información y Telecomunicaciones, el plan de videovigilancia de la ciudad pretende «incrementar la sensación de seguridad de los vecinos y, al mismo tiempo, evitar hechos incívicos y delictivos». Las cámaras en la vía pública son una herramienta más, tal como explicaba en su momento el Ayuntamiento, que «tienen una gran capacidad de disuadir y que complementan el servicio de proximidad que presta el cuerpo de policía local». El mismo contrato que ha permitido poner en marcha los dispositivos también preveía dotar las instalaciones de cobertura de wifi público.

Plan de Inversión 2021

El Plan de Inversión 2021 reserva 70.000 euros por la implantación de una nueva fase del plan de videovigilancia. En las anteriores, se pusieron cámaras en Mas Abelló –en las calles de Les Verges– y también en el eje que está formado por la calle Jesús y la calle del Vent. En principio, esperan también quedar incluidos en el plan la plaza de la Cultura de la Pau, la plaza Anton Borrell y la calle de Llorenç Milans del Bosch.