Sociedad
«Llegan a Reus con una historia detrás, pero aquí todos son futbolistas»
El CE Unió Astorga crea un proyecto de integración en el Juvenil B, donde muchos jugadores viven en pisos tutelados
En el Juvenil B del CE UnióAstorga, además de fútbol, se trabajan también «la integración» o «la igualdad de condiciones». El equipo cuenta con jugadores de multitud de nacionalidades. Brasil, Portugal, Marruecos, Francia, Inglaterra, Hungría o Chad son los países de origen de algunos de ellos. Y es que más de la mitad de la plantilla, tal como explica al coordinador del club, Jordi Tobias, la forman «jóvenes que viven en centros de acogida o bien en casas tuteladas» de Reus y de la zona. «Detrás de cada uno de ellos hay una historia», apunta a Tobias, que dice que «aquí, sin embargo, todos son futbolistas». L'Astorga ha tejido así, casi de manera espontánea, su proyecto «deportivo y social», que se ha convertido en poco tiempo en una de las joyas de la entidad. «Sabemos que eso va más allá del fútbol, va de que todos nos sentimos jugadores y en las mismas condiciones», expresa el coordinador, que quiere romper mitos: «Los chicos no dan ningún problema, al contrario, nos ayudan en todo, son muy puntuales y muy respetuosos; hay un poco de estigma y la verdad es que son personas 10».
Por eso, la iniciativa ya ha empezado a ramificarse y «aquellos jóvenes que comprenden mejor el idioma, que tienen más facilidad de palabra y que están comprometidos van cogiendo responsabilidades y hay que están de según o terceros entrenadores». Tobias no sabe, en la mayoría de los casos, qué ha llevado a los jóvenes a Reus ni cuál ha sido su situación concreta. «A veces, si alguno de ellos quiere, si le apetece, me lo explica, pero no es una cosa que los preguntemos, igual que no lo preguntaríamos a ningún otro», dice. Enrolarse en un equipo de fútbol «hace que, mientras están aquí, no están en otro lugar, se socializan, aprenden valores... Y, quizás, también, despertamos alguna vocación y alguno acaba estudiando, por ejemplo Deporte». Además, «hay dos o tres que no habían jugado nunca y que son muy buenos, apuntan maneras». El CE Astorga se había planteado, en algún momento, crear una plantilla aparte sin embargo «lo pensamos y vimos que se trataba de hacer todo el contrario».
Amistades dentro y a fuera del campo
Sobre como sucedió que 12 o 13 de los 23 jugadores del Juvenil B fueran jóvenes en estas circunstancias, el coordinador dice que «vino uno y se lo pasó bien, la voz corrió y después nos contactaron de las casas de acogida y los pisos tutelados». Después de cinco meses de trabajo, «lo que más me impacta es que, a veces, por la calle, me encuentro chicos que se han conocido en el club y que ahora pasan juntos su tiempo libre; también, fuera del fútbol, nosotros organizamos actividades». Estos jugadores «son jóvenes que, por su vida, han tenido que madurar antes de tiempo y se lo hacen todo ellos mismos, y eso también los ha hecho valorar mucho las cosas», dice Tobias, que apunta que «el fútbol los ayuda a evadirse y a alejarse de alguna mala influencia que pueda surgir, y los integra». «Al final, si tienen una sonrisa en la cara, es que lo estamos haciendo bien», concluye al coordinador de l'Astorga.