Cultura
El Bravium de Reus no se marchará de su sede si la Iglesia no le asegura el regreso
El teatro quiere ver el informe técnico que acredite daños en el Centro Católico y un acuerdo escrito para reinstalarse después de las obras
El Bravium Teatre no abandonará la que ha sido su sede los últimos 30 años, el Centro Católico, sin tener antes el informe técnico que acredite el mal estado del edificio y un «documento de buenas voluntades firmado» a través del cual la Iglesia se comprometa a readmitir la entidad cuando hayan finalizado las obras de reforma que el Arzobispado prevé ejecutar en el inmueble. Así lo anunció ayer su mismo presidente, Ferran Figuerola, que adelantó que, si la documentación no llega, «no sacaremos de aquí ni un bolígrafo» y desde el Bravium «nos moveremos, que es lo que queremos hacer y no hacemos por educación: no podremos parar a la gente, saldremos a la calle».
El teatro responde así al anuncio que hizo el jueves pasado mosén Josep Mateu, delegado diocesano para los bienes de la Iglesia, que avanzaba la decisión de cerrar el Centro Católico porque «hemos detectado daños graves», pedía al Bravium que «vacíe» el inmueble «cuanto antes, mejor», y apuntaba una falta de mantenimiento y «modificaciones a los tabiques y en cuya estructura ahora no tenemos ni los planos». Figuerola, que ayer lamentaba las formas del Arzobispado, «que ha tenido mala fe», puso especial énfasis al aclarar una cuestión: «Queríamos hacer inversiones fuertes, de unos 45.000 euros, y nos dijeron que no. Con todo, hemos ido haciendo muchas actuaciones y la última fue para poner tela asfáltica en el techo, donde había goteras. Y al bar destinamos 40.000 euros. No somos nosotros quien no hemos hecho mantenimiento en 30 años, ni hemos tirado nunca ningún tabique». El Bravium estaba sin contrato desde enero de 2020 y «nos dijeron que nos harían una prórroga, pero no hicieron el documento», añadía Figuerola, que recordaba que «somos una entidad sin ánimo de lucro, nadie cobra y nos cuesta dinero y disgustos». El Bravium reclama que su arquitecto tenga acceso al informe en el cual el Arzobispado fundamenta el cierre del Centro Católico y se pregunta si «hay terceras personas interesadas en el edificio», en alusión a la determinación de la Iglesia de dotarlo de una nueva gestión cuando lo haya reformado. En este aspecto, «nos pensábamos que las obras serían cosa de poco tiempo pero el prior habla de dos, tres o cuatro años».
El Ayuntamiento ha ofrecido al Bravium «los medios de transporte y una nave a donde trasladar temporalmente las cosas» y la Sala Santa Llúcia ha absorbido parte de la programación ya confirmada y vendida hasta junio, que se había desplegado porque «nos dijeron siempre que fuéramos haciendo». El teatro también ha tenido que devolver entradas, «con la comisión bancaria que eso comporta» y ha recibido ofertas de espacios por parte de otras entidades y de particulares que agradece. Figuerola aludía ayer a una serie de reuniones entre el Bravium y el Arzobispado, con la intervención del alcalde Carles Pellicer y de Tomàs Barberà –«miembro del consejo económico de la Prioral y hombre de confianza del alcalde»-, y detallaba que en una de las más recientes, desde la Iglesia «nos han dicho que contarán con el Bravium pero eso les pedimos por escrito y nos lo niegan». «También se los hemos ofrecido ayuda económica por la obra y no la quieren», añadía.
70.000 partituras y la biblioteca
El Centro Católico es también la sede de la Cobla Reus Jove, que guarda «70.000 partituras en papel que no sabemos donde llevaremos», tal como concretaba ayer Eduard Sendra, y la Asociación de Magos e Ilusionistas de Reus tiene, aparte de su lugar, también una de las más ricas bibliotecas de esta temática de Catalunya, según detallaba Ángel San Martín. Miembros del Bravium, como Lourdes Domènech, expresaba ayer que «se ha jugado con nosotros, no nos dicen las condiciones en qué podríamos volver» y que «el Bravium, tal como lo conocíamos, murió el jueves pasado, lo mataron». El teatro considera que, si se implanta una nueva gestión en el Centro Católico, será complicado mantener el carácter «abierto a todo el mundo». Espectáculos de ciudad como el Carro de los Romances o las Varietés de Sant Pericu se gestan en el Bravium.