«Nos estamos dando cuenta de que la empatía es importante y que hay mucho trabajo a hacer»

—El taller de empatía que dirigirá enReus este viernes surge a raíz de la publicación del cuento A les teves sabates. ¿Cómo plantea la actividad?

—El libro es un ejercicio de empatía práctica. Explica la historia de una niña, Mimi, que un buen día hace el ejercicio de ponerse los zapatos de sus familiares, y, por arte de magia, experimenta sus sentimientos y sus emociones. El taller es una extensión de eso, una manera de trabajar conjuntamente, padres e hijos, estas habilidades. Les propongo un ejercicio de empatía práctica, haciendo que los niños se descalcen, se pongan los zapatos del padre o de la madre y les hagan preguntas. Por ejemplo: ¿dónde han estado hoy estos zapatos? Después hacemos el ejercicio inverso y son los padres los que se ponen los zapatos de los hijos.

—¿Por qué es importante trabajar la empatía en el ámbito familiar?

—Hay un aspecto muy evidente, que es saber ponernos en el sitio de la otra persona. Pero en la vida familiar eso tiene un impacto multidimensional, porque además de comprender a la otra persona, nos ayuda a entendernos a nosotros mismos y hace que seamos capaces de comunicarnos con más concreción, porque nos conocemos mejor. También nos ayuda en la resolución de conflictos, donde muchas veces sólo somos capaces de ver nuestro punto de vista. La empatía abre nuestra perspectiva y nos hace ver que hay múltiples visiones de las cosas. Y a medida que somos capaces de hacernos una definición de la realidad con más de una perspectiva, podemos entender mejor el conflicto. Muchas veces nos enganchamos en una palabra, en aquello que nos ha molestado, pero no llegamos a lo que hay en el fondo. La empatía está en el espacio contrario a todo eso. En definitiva, en el ámbito familiar la empatía hace que seamos más comunicativos, que todo el mundo se sienta escuchado y que todos sientan que sus necesidades están cubiertas.

—¿La empatía es una habilidad innata?

—Sí. Ahora bien, eso no quiere decir que todos la utilicemos, y que lo hagamos bien, y a menudo. Yo siempre digo que, aunque sea una habilidad innata, hace falta hacer músculo . Hay que trabajar estas cualidades desde sus diferentes facetas porque nos ayudan a vivir mejor, a ser nosotros y a entender mejor a los otros. Todos, cada día, nos comunicamos con otras personas; por lo tanto la empatía es la base para este día a día.

—Últimamente la empatía se está reivindicando con mucha fuerza. ¿Es un valor al alza?

—Es cierto que se habla mucho y que está en auge. Yo pienso que nos estamos dando cuenta de que la empatía es importante porque, en parte, lo hemos perdido. Tenemos empatía de grupo, que quiere decir que somos muy empáticos con la gente que conocemos, amamos o piensan como nosotros, pero cuando tenemos que hacer extensiva esta empatía fuera de nuestro grupo de pertenencia, nos cuesta mucho, y acabamos entrando en una batalla de opiniones. Y lo que es importante no es estar de acuerdo, sino que lleguemos a entender lo que piensan los otros. Empatía es la escucha activa, tener una curiosidad genuina por saber y comprender las cosas en su profundidad. Creo que nos estamos dando cuenta de que aquí todavía tenemos mucho trabajo por hacer.