Administrador de la lotería La Pastoreta
Sociedad
«En Reus nos hemos sacado la espinita de ser una zona donde no tocaba nunca nada»
Las colas ante la administración reusense, que el año pasado repartió el primer premio del gordo de Navidad, se repiten desde hace semanas
—Siempre se ve cola en la puerta. ¿Hay más ganas de lotería este año?
—Sí, este año la gente ha empezado a venir antes. Hace un mes y medio o dos meses ya se empezó a notar una mayor afluencia de clientes. Este año se ha recuperado un poco la alegría: en general, todos los compañeros están funcionando, y nosotros, gracias al premio que entregamos el año pasado, estamos trabajando por encima de la media.
—¿Qué incremento de ventas están teniendo?
—No me gusta mucho hablar de cifras, pero seguramente facturaremos un 50-60% más que el año pasado en la lotería de Navidad.
—Reus finalmente está en el mapa de las ciudades donde toca la lotería.
—Ahora, Reus es una ciudad de la suerte, y eso es importante. Hace dos años cayó la Grossa en el Cachirulo, el año pasado en nuestra casa, en verano ha habido unos cuantos primeros y segundos premios de la Lotería Nacional y de la ONCE, y ahora me parece que en Tarragona también ha roto uno de la ONCE... Esta zona, que era un poco una zona negra donde no tocaba nunca, se ha sacado la espinita y ahora la gente ha cogido confianza.
—¿Los hábitos de compra han cambiado?
—Van cambiando poco a poco. Nosotros tenemos una página web (www.lapastoreta.es ) donde hemos notado más tráfico de compra. Pero el décimo de Navidad es tradicional como los turrones, la gente lo quiere tener físicamente. Después, también pasa que nuestro cliente es de edad media-avanzada, y muchos abuelos eso de Internet, no lo dominan. La gente de nuestra área de influencia, que es toda la provincia, prefiere venir y coger los décimos para poder repartirlos. Eso pasa, sobre todo, con la lotería de Navidad. Ya lo dice el anuncio, lo bonito es compartir, tener la hoja e ir arrancando y dando a las amistades, la familia...
—¿Quien escoge los números que ponen en venta?
—Nosotros tenemos unos 200 números que son fijos de la casa, que los tenemos todo el año. El resto son aleatorios, los envía el organismo en la cantidad que ellos estiman en función de las ventas del año anterior. Después, tú puedes ir pidiendo más a lo largo de la campaña.
—¿En La Pastoreta acabarán los números del gordo de Navidad?
—No, no lo creo. Hemos ido justitos, el último pedido lo entramos el sábado y me lo enviaron in extremis , pero con este último envío no los acabaremos. El organismo de la Lotería hace emisiones a la Fábrica de Moneda y llega un momento que deja de hacer, pero está a la expectativa de rebotes de otras administraciones y nosotros hemos podido optar a eso.
—¿Cómo acostumbran a escoger el número, los clientes?
—En eso hay mucha leyenda. Cada año pasa, y este año todavía más porque tocó la Grossa, que viene alguien y te dice: «Tú me ofreciste el número bueno y yo escogí otro. A partir de ahora cogeré lo que me des tú». Que pase eso en realidad es muy difícil. Primero, porque con la cantidad de números que hay, es complicado recordar que el de la Grossa estaba a la vista y no lo cogiste. Y después, porque hay años que el número que ha tocado no ha sido colgado. El año pasado, por ejemplo, que ganó un número de empresa, no lo tuvimos colgado hasta los últimos días.
—Pero sí que hay terminaciones muy populares.
—Sí, los números acabados en 5 y 7 están muy buscados. Nosotros hace un mes y medio que ya no los tenemos, si alguien quiere, los tiene que comprar a través de la terminal. Y después la terminación por excelencia es la del año. Este año, el 21.
—¿Usted juega a la lotería?
—Sí. Hace unos años escuché a un cura que, cuando le hicieron esta pregunta, dijo: «Es de locos comprar mucha y de asnos no comprar». Nunca se sabe dónde puede estar la suerte.
—¿Cómo recuerda la experiencia haber repartido el número de la Grossa del año pasado?
—Fue un año un poco especial, porque estábamos medio confinados. Nosotros lo vivimos como la culminación de un trabajo. Eso de la lotería de Navidad empieza en julio y comporta mucho estrés y muchos nervios. Cada año los compañeros miran el sorteo en directo y es decepcionante cuando no hay premios.
—¿Usted no lo mira en directo?
—Yo, cada año, tengo la tradición que el día de la Grossa me voy al barbero a cortarme el pelo y recortarme la barba.
—¿Conoce alguna historia de los afortunados de la Grossa del año pasado?
—Había un chico que sehabía ido de Teixidó –la empresa donde cayó la Grossa. Vino a última hora y se encontró una hora de cola, así que llamó a su madre y le dijo que se marchaba. La madre le respondió: «A Nen, si vuelves a casa sin los décimos, te echaré». Así que aguantó la hora de cola y cogió cuatro décimos. Fue una hora muy bien invertida.