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Energía

La construcción confía en que los Next Generation reaviven las rehabilitaciones

Con el predominio de los edificios poco eficientes en Reus, se espera un aumento de obras de aislamiento térmico

Imagen de archivo de la nueva oficina de rehabilitación, ubicada en la raval de Robuster.

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El Gremio de la Construcción del Baix Camp confía que la oficina que gestionará las ayudas para la rehabilitación residencial, provenientes de los fondos Next Generation EU, reaviven las obras para rehabilitar las viviendas reusenses. Y en la capital del Baix Camp hay mucho trabajo por hacer, ya que la diagnosis que ha llevado a cabo el Ayuntamiento para ver las necesidades del nuevo plan de vivienda, muestran cómo predominan los hogares con una eficiencia energética pésima: sólo un 0,4% de viviendas de los casi 17.000 certificados energéticos que se han realizado han obtenido la letra A, correspondiendo a la categoría más alta.

La etiqueta que predomina en las viviendas reusenses es la E, que es el 50%, y un 30% alcanza la F o la G, que catalogan los edificios como los menos eficientes energéticamente. La etiqueta que otorga la certificación clasifica los edificios dentro de una escala de siete letras, en la que la letra A corresponde al edificio más eficiente y la G, al edificio que lo es menos. En el caso de Reus, de entre los certificados que se han llevado a cabo, sólo 67 viviendas son de tipo A, que se asocia con las construcciones más verdes, ya que suelen tener menos de 50 kilovatios por metro cuadrado de consumo energético anual. Eso significa que un 0,4% de los hogares reusenses tienen un buen aislamiento térmico que evita la entrada de calor y frío. Sin embargo, la normativa europea marca que la obra nueva tiene que ser energéticamente eficiente y cumplir con los estándares de la etiqueta A.

Por otro lado, 8.500 viviendas, la mitad de los certificados, ha obtenido la etiqueta E, la quinta de las siete posibles. Lo que indica esta etiqueta es que gran parte del parque de vivienda consume 304 kilovatios por metro cuadrado anualmente como máximo y, por lo tanto, son viviendas poco eficientes. Finalmente, un 30%, unas 5.100 viviendas, son de tipo F o G, las peores certificaciones, ya que tienen un gasto anual en calefacción, agua caliente y aire acondicionado muy superior al de la media del consumo nacional. De manera general, eso se debe a un mal aislamiento o a no utilizar sistemas de calefacción eficientes.

Antoni Sentís, presidente del gremio de constructores del Baix Camp, explica a Diari Més que «viendo que en Reus hay tantos edificios viejos e insuficientemente eficientes, creemos que los fondos Next Generation serán muy positivos para la ciudad, ya que se proyectan muchas obras de rehabilitación, sobre todo de las fachadas, para llevar a cabo mejoras en el aislamiento térmico». Por lo tanto, en el marco del aumento de precios en los materiales y de la inflación, en el que la población se podría ver incapaz económicamente rehabilitar sus hogares, los fondos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, lo harán posible, hecho que el gremio ve como «esperanzador».

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