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El calor y los días de playa de julio restan clientes a los restauradores de Reus

Los restaurantes de la ciudad no han alcanzado las cifras esperadas este mes porque los turistas prefieren quedarse en la costa

El restaurante La Presó, en el Pallol, nota más turistas al mediodía que por la noche.

El calor y los días de playa de julio restan clientes a los restauradores de ReusGerard Martí

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Protección Civil dio ayer por cerrada la alerta del Plan Procicat porla última de las olas de calor de este mes, en el cual se han vivido temperaturas muy altas que han afectado los bares y restaurantes de la ciudad. El turismo cultural de Reus, en verano, llama más a los viajeros en los días de mal tiempo, ya que muchos se alojan en la costa y se acercan a la ciudad a pasar el día. Sin embargo, este año, el verano está siendo muy caluroso y sin días nublados, hecho que provoca que las cifras que se esperaban en la restauración de Reus no se estén alcanzando. Aparte, algunos de los restauradores aseguran que el aumento de los precios y la falta del turismo ruso también se está notando de forma negativa, ya que no se cuenta con estos extranjeros que invertían mucho dinero en la ciudad durante sus vacaciones.

El presidente de la Asociación de Empresarios de Hostelería de Reus (AEHR), Xavier Salvat, asegura a DiariMés que «este mes de julio, en líneas generales, ha sido más flojo de lo que se esperaba porque ha venido mucho turismo joven, que busca un tipo de viaje diferente del cultural o de otros años, que es el que ofrece Reus. Además, los turistas vienen a la ciudad cuando hace mal tiempo, a comprar o a hacer visitas al modernismo, pero este verano no hemos tenido días de mal tiempo». Además, los restaurantes reusenses detallan que están sirviendo más comidas que cenas, ya que los turistas que vienen desde las playas de Salou o Cambrils vuelven a la costa por la noche, que baja el calor y pasa un poco más de aire.

Según los restauradores, el turismo extranjero que predomina esta temporada es el francés, seguido de otros como el inglés y el alemán. En más, este año se ha notado un incremento de turista belga, que, según Ferran Cerro, propietario del restaurante homónimo, «es todo un descubrimiento: son muy respetuosos y gourmets». Con respecto al turismo nacional, en el caso de este restaurante, se ha notado una bajada de cifras de turismo aragonés, un 20%, que acostumbra a veranear en Salou, mientras que el turismo de las tierras de Lleida ha aumentado notablemente, pasando a ser casi el 80% del turismo estatal.

Aunque no han predominado los días nublados, en el restaurante La Presó, situado en el Pallol, han notado un pocoel turismo de día porque se atienen más al mediodía que por la noche, que es cuándo sale la gente local. Ana Rodríguez, trabajadora de este establecimiento, detalla que «este año hay pocos extranjeros, no como otros años. El turismo que predomina es el nacional, sobre todo de Lleida. Pero depende del día, si hace mal tiempo notamos que vienen más a la ciudad». La conclusión que extrae Rodríguez es que «hemos tenido trabajo, pero no como otros años y no hemos llegado a la cifra a la cual se llegaba antes de la pandemia».

Por su parte, Cal Gallisà situado en la plaza del Mercadal, también corrobora que el turismo de este año es, sobre todo, francés, «duerme en la costa y dedica un día al turismo cultural; viene a Reus, compra en las tiendas del centro, hace visitas modernistas, come por aquí y vuelve a la costa».

Después de dos años en los cuales la restauración ha sufrido grandes restricciones, este año esperaban recuperar las cifras de turismo de años anteriores al coronavirus. De hecho, desde Reus Promoció, se ha trabajado para potenciar un turismo cultural y generar interés por visitar edificios como la Casa Navàs o el Centro Gaudí, pero también por potenciar la bebida típica de la ciudad, el vermú. Restaurantes como Cal Gallisà o el Museu del Vermut, establecimientos clásicos reusenses donde tomar la promoción que incluye la bebida, las patatas y las olivas, aseguran que muchos turistas, nacionales y extranjeros, piden el vermú por primera vez, por la curiosidad que se les genera, y, mayoritariamente, reciben valoraciones muy positivas. De hecho, el restaurante Museu del Vermut es de los pocos que aseguran que está alcanzando e, incluso, superando, las cifras de 2019, ya que Joan Tàpies, gerente del restaurante, explica que «tenemos mucho turismo y no sólo al mediodía, sobre las siete y media también tenemos reservas de turistas franceses, que son los que más notamos este año».

Así, aunque con algunas complicaciones, los bares y restaurantes de la ciudad, igual que el ocio nocturno, intentan recuperarse del descalabro de que supusieron las restricciones de la pandemia que, tal como detallaba la Federación Catalana de Asociaciones de Actividades de Restauración y Musicales (Fecasarm), se cifra en más de 35.000 millones de euros las pérdidas en estos sectores. Desde que empezaron las nuevas normas que cerraban o restringían las horas de apertura de la restauración catalana hasta febrero de este año, se dejó de ingresar 29.000 millones de euros.

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