Vivienda
Los promotores rechazan el aparcamiento de bicis comunitario del nuevo PGOU de Reus
La nueva modificación solo permitirá una plaza de parking de coches y tres para bicicletas por cada vivienda nueva
La Comisión Territorial de Tarragona de la Asociación de Promotores de Cataluña (APCE), desconfía de la efectividad de la modificación puntual del Plan General de Ordenación Urbanística (PGOU) de Reus con relación a la previsión de aparcamientos y trasteros.
Los cambios que se proponen, y que actualmente están en exposición pública, hacen referencia a la reducción del aparcamiento de turismos, que pasa a ser sólo uno, y la creación de plazas para bicicletas en las nuevas construcciones, tres para cada vivienda.
El APCE ha presentado una serie de mejoras de la modificación al Ayuntamiento con la intención de dar a conocer a la administración las preferencias del público en general, las cuales conocen de primera mano, ya que consideran que un parking comunitario no será efectivo. El problema principal que el APCE ve es que se impulse la construcción de aparcamientos comunitarios de bicicletas por vivienda, ya que duda de que la gente las quiera aparcar en un parking comunitario sótano en el que está prohibido cerrar espacios individualizados.
Según su presidente, Daniel Roig, «la mayoría de las familias quiere un lugar cerrado para poder dejarlas, y no un parking con más gente. En Reus y en toda Cataluña, todavía no tenemos este tipo de cultura ni existe esta seguridad».
Lo que Roig propone es que «la modificación tendría que impulsar más trasteros donde no sólo pueda haber bicicletas, también tengan lugar los patinetes o los vehículos nuevos que surjan en un futuro. Además, muchos de estos vehículos son eléctricos y los trasteros darían la posibilidad de poder enchufarlos al corriente eléctrico y tener el espacio necesario».
El presidente de la comisión territorial de Tarragona explica que una de las cosas que más pide la población a la hora de comprar una vivienda es que haya un trastero: «Se convierte en una habitación más de los hogares donde podemos guardar todo aquello que no utilizamos, como las cosas del verano en invierno, o a la inversa».
Sin embargo, la modificación del POUG, aprobada el 22 de julio por el plenario del Ayuntamiento, permite el aparcamiento de las bicicletas en los trasteros, siempre que se dé cumplimiento a la normativa sectorial aplicable, especialmente en materia de prevención de incendios.
Uno de los puntos que tampoco ve muy positivo el APCE es la distinción entre las viviendas libres y los destinados a políticas sociales. Por un lado, se tendrá que construir una plaza de aparcamiento de turismo y tres plazas de bicicleta en las viviendas libres de obra nueva y una plaza para coches por cada cuatro viviendas y tres para bicicletas en los de protección oficial o social.
También se distingue en las construcciones de otros usos, en las que se tendrá que habilitar una plaza de turismo por cada 200 metros cuadrados de techo y una de bicicleta para cada 100. Para Roig, «no tiene sentido obligar a unas cosas a unas viviendas de un tipo y al del otro no. Es una discriminación que no nos parece nada positiva y lo complica todo».
En concreto, las plazas para bicicleta tendrán una dimensión de 0,80 metros de anchura por 2,20 de alargada. Roig considera que para concluir estas medidas se ha tenido en cuenta la maniobra para aparcar, pero vería mejor un aparcamiento vertical, como en los países nórdicos y, de esta manera, no consumir tanto terreno.
Ahora bien, la asociación no lo ve del todo mal: la reducción de aparcamientos de turismos por vivienda es algo positivo, ya que considera que hay demasiadas plazas vacías en la ciudad que «ni se venden ni se alquilan porque nadie las quiere», asegura Roig.
«Lo que no puede ser es que se obligue a construir tantos parkings porque comportan más inversión y después los compradores se echan atrás», añade. Así pues, la reducción de las plazas era una de las reivindicaciones del APCE y, en este sentido, «estamos muy contentos», dice Roig.
El camino que sigue la capital del Baix Camp es en dirección a la reducción de los turismos, por ejemplo con la reforma de calles tan céntricas como el raval Santa Anna que ya es parcialmente para los peatones y se prevé que lo sea completamente.
Por este motivo, la modificación del PGOU busca ajustarse a este modelo de ciudad y propone reducir las previsiones de aparcamiento de turismos en función de las necesidades. Al mismo tiempo, se diversifica la oferta de aparcamientos, creando plazas de bicicleta.
La modificación abarca todo el término municipal de Reus, tanto con respecto al suelo urbano como el urbanizable, con las diferentes calificaciones urbanísticas. Según especifica esta, la propuesta surge de la creciente preocupación por la sostenibilidad, que ha llegado a su punto máximo después de la crisis sanitaria y ambiental de los últimos años, que lleva a apostar por los desplazamientos a pie o en bicicleta. El objetivo es reducir la contaminación y fomentar el ejercicio físico de las personas aprovechando la concienciación global en este aspecto.