La asistencia de público en los locales de ocio nocturno de Reus supera la de los últimos veranos

Los locales de ocio nocturno de la ciudad han notado un incremento de la tendencia de salir de fiesta en Reus, comparado con otros veranos previos a la pandemia. Las discotecas y salas de fiesta de la ciudad han vivido un verano positivo, que, en general, han superado cifras de asistencia del 2019.

Sin embargo, según la Federación Catalana de Locales de Ocio Nocturno (FECALON), después de dos años duros en los que han sido uno de los sectores más castigados, «es imposible recuperar las cifras económicas que hemos perdido, es como un peso que nos perseguirá. Se tiene que tener en cuenta que el 30% de los locales de toda Cataluña han cerrado por las medidas», explicaba su presidente, Cristian Compte, quien también asegura que «a pesar de las fiestas ilegales en masías y espacios de la provincia de Tarragona, ha sido un verano de estabilidad». Los empresarios del ocio de Reus han notado cómo se ha reducido la tendencia a salir de fiesta enlos locales de ocio de municipios de la costa como Salou, donde en años anteriores había más oferta que en Reus. Ahora bien, para Compte, «salir de fiesta por la costa sigue siendo muy atractivo, sobre todo para conocer gente de otros lugares».

El hecho de no tener que coger ningún vehículo ni transporte público para tener que desplazarse o el incremento de ofertas de ocio con terrazas y espacios abiertos enla ciudad son algunos de los atractivos a los que se puede atribuir la nueva tendencia de los reusenses, que parece haberse consolidado este verano.

La discoteca La Fàbrica es un ejemplo de local con gran espacio abierto de terraza. En su caso, el local ha llegado a acoger a unas 3.000 personas los fines de semana, que, para la empresa, empieza los jueves y acaba los sábados. El local, un año más, ha apostado por mantener abierto los jueves, como lo hace durante el curso universitario, pero «es el día más flojo durante los meses de verano. Sin embargo, viene bastante gente», explica David Medina, empleado de la discoteca.

Otro de los locales que cuentan con un amplio espacio exterior es el Sabana, donde este verano han duplicado las cifras de asistencia del verano antes del estallido de la pandemia, el del 2019. Josep Vila, propietario del establecimiento, asegura que su negocio también ha notado cómo la gente de la ciudad ha preferido no desplazarse a otros municipios para salir de fiesta y que, incluso, «ha pasado a la inversa, hemos tenido mucho público de Cambrils o de Salou, que buscaban otro tipo de oferta nocturna y Sabana ha sido su elección».

Aunque el espacio exterior ha sido un reclamo para el público, también relata que «ha hecho tanto calor algunos días que estaba mejor dentro de la sala que en el chill-out». Vila detalla que, gran parte de sábados, la discoteca Sabana ha reunido a más de 1.000 personas, llenando todo el aforo permitido.

Ahora bien, por su parte, Jordi Casas, gerente de la sala de fiestas el Hangar, situada en la calle del Vilar, explica que «en nuestro caso, hemos notado un poco de bajada con respecto a la temporada de invierno», que es cuando acogen a más personas. «Reus tiene que ofrecer más cosas para que la gente se quede en la ciudad, si no estaremos en un punto muerto», defiende Casas.

Conflictos y pinchazos

Aunque en el inicio de la temporada veraniega se produjeron conflictos y disturbios en la ciudad, que se deben, según Compte, «al largo tiempo que muchas personas han estado encerradas sin salir y tenían ganas de descontrolarse», a lo largo del verano, la situación se ha pacificado.

A pesar del incremento de asistencia en los locales de este verano, desde Fecalon recuerdan que este año han tenido otro «peso encima» que les ha señalado en varias ocasiones: los pinchazos. Desde principios de verano, salieron a la luz diferentes casos de sumisiones químicas a través de pinchazos a diferentes chicas.

Según Compte, se difundió una «psicosis en torno a las discotecas, cuando podía pasar, y de hecho acabó sucediendo, también en otros tipos de ocio, como en las fiestas mayores». Para Compte, con la disminución de los casos, «aunque es lamentable, finalmente no ha sido algo sustancial».