Vecinal
Los vecinos denuncian que los botellones son muy frecuentes en el Parc de l'Olla de Reus
Los padres no dejan que los niños vayan a jugar al área de juegos infantiles porque se sienten inseguros
«Por el parque, yo no paso. Mi pareja, tampoco. Si tenemos que dar más vuelta para salir o volver a casa, lo hacemos y ya está». Con estas palabras, el vecino Javier Paradinas resume como se vive en la actualidad en torno al Parc de l'Olla. Durante el verano, la zona ha recibido de manera frecuente la visita de grupos de personas que, aprovechando la escasa iluminación –el presidente de la asociación de vecinos del Roserarde Mas Iglesias, Francesc Jornet, lo llega a calificar de «zero»-, se embriagan en los bancos del parque. «Sobre todo los fines de semana vienen y se enfadan entre ellos. Los vecinos no pueden dormir», señala Paradinas.
El residente explica que el problema ya no es solo el consumo de alcohol o el ruido que provocan, sino la sensación de «inseguridad» que impera en el barrio. Comenta que la noche del sábado 10 de septiembre al domingo 11, un grupo de personas se reunió en el parque para beber, cantar y gritar. A pesar de la actuación de los cuerpos de seguridad, los individuos se trasladaron hacia la calle de Maria Mercè Marçal, donde golpearon persianas de establecimientos y el mobiliario urbano con una barra metálica. Varias patrullas intervinieron pasadas las cuatro de la madrugada para evitar que la situación fuera a más, según asegura Paradinas, que también detalla que el pasado viernes por la noche se produjo una pelea.
Jornet destaca que en el parque hay dos torres de luz, pero que resultan insuficientes cuando el sol se pone. «Donde hay poca luz, están los problemas. La gente va donde está oscuro, donde hay poca visibilidad, porque allí no los ven», declara. Paradinas comparte diagnóstico y pone como ejemplo que, desde que se mudó a la zona hace un año, siempre ha visto fundida una farola entre las calles de Carles Riba y de Maria Mercè Marçal.
Ya no es un espacio para niños
Un área de juegos infantiles y unos equipamientos de gimnasia conviven en el Parc de l'Olla, pero los niños han dejado de ser los protagonistas. «Los vecinos que tienen hijos, no los llevan a jugar aquí. Alguno me ha dicho que se ha encontrado una jeringa», lamenta Paradinas. El residente explica que él mismo vio como en su portalun hombre esnifaba alguna sustancia y que los padres con hijas adolescentes las van a buscar al paso de peatones que atraviesa la avenida Bellissens al lado del tanatorio porque les preocupa que les pueda pasar alguna cosa. «Tenemos miedo de que la cosa pueda ir a más. Si no se detiene pronto, quizás mañana vienen cinco personas en lugar de cuatro y, al siguiente día, ya sonsiete», advierte.
Si no se puede cerrar el Parc de l'Olla como se hace en otros equipamientos de la ciudad, Paradinas pide la presencia de una patrulla fija los fines de semana para evitar que se vuelvan a repetir hechos como estos. Adicionalmente, comenta que, desde que vive en el barrio, el único cambio que ha visto en el parque es la colocación de carteles de la red Reus WiFi. «Aquí no necesitemos WiFi. Lo que necesitamos es seguridad», concluye.