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Patrimonio

Espais Ocults genera largas colas de curiosos por el patrimonio reusense

La actividad congregó a más de 3.300 personas durante el primer día de la edición de este año

Alguns dels visitants de la fàbrica Baget esperant per entrar a l'edifici, ahir.

Espais Ocults genera largas colas de curiosos por el patrimonio reusenseAnna González

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La Asociación Espais Ocults, formada por arquitectos, historiadores del arte y profesores, entre otros, celebró este fin de semana la 8.ª edición de Reus Ocult, la actividad que difunde el patrimonio arquitectónico e histórico de la ciudad de Reus. Las calles de la ciudad se llenaron de largas colas de personas interesadas en conocer qué se esconde detrás de las puertas de algunos de los edificios reusenses más emblemáticos y desconocidos, a la vez. La edición de este año, que ha podido recuperar su formato prepandémico, ha contado con casi cien voluntarios y trece espacios, nueve de estos por primera vez, como la masía Vil·la Maria, que fue el más visitado durante el primer día, con el recibimiento de más de 500 visitas, seguido del Mas Parsifal, aunque ambos están ubicados en las afueras de la ciudad.

Esta actividad es una oportunidad para conocer los edificios con los cuales convivimos y vemos cada día, pero que no sabemos que esconden. Nosotros no fallamos nunca, nos encanta», explica Neus Torn, en la puerta de la fábrica Baget. De hecho, este ha sido uno de los objetivos que más ha trabajado la asociación para organizar esta edición, ya que ha querido poner a disposición del público edificios patrimoniales que no están abiertos al público de forma cotidiana –porque algunos son de titularidad privada–, como la fábrica Baget, que actualmente es de la empresa Etecnic Movilidad Eléctrica SRL. Por lo tanto, la asociación ha podido abrir puertas de algunos edificios gracias a la generosidad de los propietarios.

Otros de los edificios abiertos han sido de titularidad pública, como el Centro el Roser, el Instituto Gabriel i Ferrater o la escuela Prat de la Riba, que durante el fin de semana ha recibido buena parte de sus exalumnos para transportarse a su infancia, como Jesús Miquel, que «hacía más de cincuenta años que no pisaba los pasillos del centro. Aunque está un poco cambiado, porque tiene una planta superior que yo no vi, volver me ha llevado muchos buenos recuerdos».

Los curiosos del patrimonio reusense también han podido visitar espacios dedicados a la espiritualidad como el Santuario de Misericordia, la sede de las Claretianas o el curioso y moderno espacio del columbario de la parroquia de Sant Joan. «El santuario de Misericordia lo he visto unas cuantas veces por fiesta mayor o en alguna boda, pero me interesa que me expliquen bien su historia y sus características, por curiosidad», explicaba Carme Llauradó, mientras hacía cola para acceder.

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