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Aumenta en Reus el número de usuarios del comedor del Centro Social del Roser

El aumento de precios generalizados provoca que cada vez más familias necesiten acogerse al comedor y despensas sociales

Roser, treballadora del Centre Social del Roser, i els seus companys serveixen el dinar als usuaris.

Aumenta en Reus el número de usuarios del comedor del Centro Social del RoserGerard Martí

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El comedor comunitario del Centro Social del Roser, que se puso en marcha el pasado mes de enero, sirve una media diaria de 170 comidas en tres servicios. Aparte del comedor, también cuenta con una despensa social, con la que actualmente se atiende a 350 familias que recogen alimentos no perecederos.

Estos usuarios, entre los que hay personas de procedencia ucraniana, acuden cada quince días a buscar alimentos como arroz, leche, pasta o legumbres que proceden de donaciones de hornos y supermercados de la ciudad. El aumento de precios generalizado ha provocado que cada vez más personas en situación de vulnerabilidad necesiten este servicio y desde el mismo centro social perciben estas cifras como, «desgraciadamente, muy altas».

Mayoritariamente, los usuarios asisten presencialmente al comedor, pero el centro también distribuye a domicilio fiambreras a las personas que no tienen la capacidad de trasladarse y a aquellos que tienen hogar, pero tienen dificultades para cocinar. Ambos servicios son gestionados por empresas de inserción sociolaboral y expertas en la acción social. Los servicios de alimentación del Centro Social del Roser se pusieron en marcha un mes antes del inicio de la guerra entre Ucrania y Rusia, la que ha llevado, junto con la crisis de la pandemia y otros factores, que los precios hayan aumentado y, con ellos, el coste de la vida. Los datos de Idescat muestran cómo 700.000 catalanes están en situación de pobreza severa, por la que no pueden pagar facturas ni comprar alimentos.

El servicio de comedor y despensa social que se ofrece en Reus ayuda a personas como Clàudia, que vino deBrasil ahora hace treinta años y ya hace muchos que tiene que recorrera este tipo de servicio para poder subsistir. «Cobro una pensión de 600 euros y 400 los pago para tener un techo donde vivir. Con el resto que me queda tengo que pagar facturas y sobrevivir», explica la usuaria.

Clàudia define el servicio reusense como «muy bueno y muy necesario». El comedor está abierto del lunes al viernes al mediodía y la usuaria afirma que «con la comida que nos dan ya podemos aguantar todo el día» y el fin de semana, «nos apañamos para sobrevivir».

El caso de Jordi es similar, también cobra una pensión que no le permite pagar las facturas y comprar comida a la vez y acude al centro social «para cubrir mis necesidades». Jordi explica que también iba al antiguo comedor social en la calle Mas Abelló y, por lo tanto, «nos conocemostodos los usuarios, pero cada día viene más gente, porque todo está muy caro». Ambos expresan al DiariMés su agradecimiento hacia el servicio y los trabajadores del comedor: «Incluso, ahora que viene Navidad, hacen menús especiales que están muy bien».

Eduard también va cada día a comer al centro ubicado en la carretera de Montblanc. En su caso, como vive en la calle, no utiliza ningún otro de los servicios que ofrece el comedor: «Hay días que la comida no es lamejor del mundo, pero mientras podamos comer comida caliente bajo un techo, estamos más que satisfechos».

A pesar de las altas cifras de usuarios del comedor y la despensa, las instalaciones del centro están preparadas para cubrir hasta 240 comidas diarias y tener más capacidad de almacenar alimentos y de conservar comidas que el comedor social que había antes en la ciudad.

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